© 2009-2019 La página templaria que habla de cultura, historia y religión - Especial 'Proceso de los templarios'

domingo, 5 de abril de 2009

El Juego de la Oca.


De las 63 casillas –más la final, sin numerar- que componen el juego de la oca, 15 de ellas corresponden a animales acuáticos, aéreos y terrestres. El jugador deberá llegar hasta la última casilla, pero tendrá que sortear una serie de obstáculos que encontrará en su camino (calabozo, laberinto, pozo, dados, puentes, muerte, posada), antes de alcanzar su meta. Existe una estrecha relación entre este juego y el iniciático Camino de Santiago, a través de los templarios. Incluso el nombre de oca se repite en trece ocasiones a lo largo de la más famosa vía de peregrinación del mundo occidental (Ansó, Oyón, Logroño y ríos Oja y Oca, Montes de Oca, Puerto de la Pedraja y Santovenia de Oca, El Ganzo, Manjarín, Valdueza, Arroyo Barjas, Santa María de Loyo, Puerto de la Oca, San Esteban de Oca y Noya), que se corresponden con las trece casillas con estas aves que aparecen en el cabalístico juego de la oca (números 5, 9, 14, 18, 23, 27, 32, 36, 41, 45, 50, 54 y 59, más la última, la meta final, que sería la 63). Existe, por tanto, una estrecha relación entre este iniciático juego, que pusieron en práctica los templarios, con el Camino de Santiago.


La simbología hermética de la oca, como hemos dicho antes, está muy relacionada con grandes etapas de nuestro Camino de Santiago, coincidiendo precisamente en aquellas zonas donde la presencia templaria fue más notable (desde el Pirineo de Huesca –valle de Ansó-, hasta la céltica Galicia –Noya-, pasando por lugares como Ocón, Daroca, La Rioja, Ojacastro, Castrogeriz, sierra de Ancares, y los anteriormente citados); nombres que, como podemos ver, son derivaciones relacionadas con los términos: jars, ánsares, ocas… Pero también la sombra de esta esotérica ave presente en las huellas que, en forma de sus tres dedos, aparecen en lugares igualmente vinculados con este iniciático camino de peregrinación por el Campo de la Estrellas. En estos enclaves del camino de peregrinación a Compostela, los templarios sufragaron muchas construcciones, financiando a los maestros alarifes con réditos muy bajos.

La oca, o en su defecto la pisada de esta enigmática ave, por su triple dimensión –aérea, terrestre y acuática- fue utilizada por los caballeros del Temple como elemento identificador hermético de lugares de energía, y, al mismo tiempo, como talismán ahuyentador de los poderes maléficos de Satanás. No es casualidad, por lo tanto, que sean innumerables los puntos de nuestra geografía esotérica que tengan grabados, o el ave en su forma integral, o bien la impronta de la huella de su pata; muchos de los cuales están ubicados a lo largo y ancho del Camino de Santiago.

No hay comentarios:

Publicar un comentario