Hoy 11 de septiembre es el día de la festividad de Cataluña. Curiosamente tal día como hoy del año 1714, la ciudad de Barcelona, partidaria del bando de los Austrias, capitula ante las fuerzas de los Borbones. Finaliza de esta forma en la zona peninsular una guerra internacional que implicó a una multitud de naciones. A este hecho histórico se le conoce como Guerra de Sucesión Española, donde dos monarcas contrapuestos pelearon por coronarse con el título de rey de España.
Aprovechando este conflicto entre reyes, queremos tratar una tradición que se daba en todos los monarcas: la coronación de éstos.
Parece que el primer soberano coronado fue Constantino el Grande, que fue coronado en Constantinopla. Poco después esta costumbre fue extendiéndose a todos los emperadores de oriente y los demás pueblos germánicos.
Hasta Leovigildo la exaltación del nuevo monarca consistía en la elevación al trono y el juramento del rey. A partir de Recaredo se estableció la coronación del monarca según los ritos del Antiguo Testamento.
Los reyes de Asturias, Castilla y León fueron también coronados. En Castilla, la ceremonia se realizaba en alguna iglesia o catedral y el rey era coronado por el arzobispo de Toledo. El último rey de Castilla coronado fue Juan I. En adelante la elevación a la dignidad real se hizo en Castilla por aclamación en todas la ciudades del reino.
En Aragón los reyes fueron siempre coronados, sin embargo a partir de Pedro el Católico los monarcas aragoneses en señal de independencia de la Iglesia, se coronaban a sí mismos, y luego tomaban también el cetro y el pomo de oro y coronaban a la reina.
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