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martes, 19 de enero de 2010

El Papa visita la gran sinagoga de Roma.


Desde la encomienda de Barcelona queremos hablar sobre la reciente visita a la sinagoga judía más grande de Italia, por parte del Santo Padre Benedicto XVI y cuya noticia se ha publicado en forumlibertas.

Esperamos sea de vuestro agrado.

La comunidad judía recibió con aplausos a Benedicto XVI que analizó los Diez Mandamientos como “un faro y una norma de vida en la justicia y en el amor, un gran código ético para toda la humanidad”

En medio de la polémica sobre la relación del Vaticano con Alemania en la Segunda Guerra Mundial, Benedicto XVI ha visitado a la Comunidad judía de Roma. La visita que tuvo lugar el pasado domingo, 17 de enero, ha sido un éxito atestiguado por los aplausos con los que el Pontífice fue recibido dentro y fuera de la gran Sinagoga.

Más de 1.000 judíos escucharon la defensa que realizó el Papa de Pío XII afirmando que “la sede apostólica también dio su ayuda, a menudo de forma escondida y discreta”, en clara referencia a la labor callada pero eficaz del Papa para salvar la vida de mi les de judíos. Algunos sectores habían acusado a Pío XII de colaborar con el nazismo.


El Papa ha respondido con contundencia y sin ambigüedades a las opiniones malintencionadas con su mirada más amable, visitando a la comunidad judía en Roma. El Santo Padre, según informa el portal de noticias Zenit.org, llegó al Templo mayor hacia las 16.25h., siendo acogido, entre otras personalidades, por el presidente de la comunidad judía de Roma, Riccardo Pacifici, por el presidente de las Comunidades judías de Italia, Renzo Gattegna, y por el Gran Rabino, Riccardo Di Segni.


Antes de su entrada en la Sinagoga, el Pontífice depositó una ofrenda floral ante las lápidas que recuerdan dos de los momentos más oscuros de la Comunidad judía romana: la que conmemora la deportación de 1.022 judíos, realizada el 16 de octubre de 1943, y la que recuerda el atentado terrorista del 9 de octubre de 1982 al Templo, durante el cual murió un niño de dos años, Stefano Taché, y otras 37 personas resultaron heridas.


Benedicto XVI, segundo Papa en visitar la Sinagoga de Roma tras Juan Pablo II en 1986, ha sido el primer Pontífice en detenerse ante la lápida que recuerda la muerte del pequeño, junto a la que depositó un ramo de flores blancas. También saludó a los padres del niño muerto y a heridos supervivientes del atentado, entre ellos a Emanuele Pacifici, padre del presidente de la Comunidad judía romana, según Zénit. Minutos antes había depositado flores rojas ante la lápida que recuerda la deportación durante la Segunda Guerra Mundial.


La llegada del Obispo de Roma fue acogida con aplausos calurosos y gritos de "Viva el Papa". Un poco antes de hacer su entrada en el Templo, Benedicto XVI se volvió para saludar una vez más a los presentes, que seguían aplaudiendo. Entró en la Sinagoga mientras el coro cantaba al órgano, instrumento característico de la Comunidad judía romana y que no utilizan otras comunidades.


Tras las intervenciones de saludo de Pacifici, Gattegna y del Rabino Di Segni, el Papa comenzó su discurso, interrumpido en siete ocasiones por los aplausos de los presentes. En su intervención, recordó el horror de la Shoah y auguró una mayor colaboración entre judíos y cristianos, unidos por el Decálogo y comprometidos en dar testimonio del único Dios y a despertar en la sociedad el anhelo de la trascendencia.


Entre los presentes en el Templo mayor había también supervivientes de los campos de exterminio nazis, visiblemente conmovidos cuando el Pontífice recorrió una de las más grandes tragedias de la historia de la humanidad.


Los Diez Mandamientos: alianza entre religiones


En la intervención que pronunció en presencia de más de mil personas, el Pontífice recordó que tanto judíos como cristianos están iluminados por el Decálogo –"las Diez Palabras” o “Diez Mandamientos”– que representan "un faro y una norma de vida en la justicia y en el amor, un “gran código” ético para toda la humanidad”. “Que Dios refuerce nuestra fraternidad y haga más firme nuestro entendimiento”, auguró.


Desde esta perspectiva, “hay varios campos de colaboración y testimonio” entre ambos credos, observó, subrayando tres “particularmente importantes para nuestro tiempo”. El Papa explicó ante todo que las “Diez Palabras” “piden reconocer al único Señor, superando la tentación de adoptar otros ídolos”.


“En nuestro mundo, muchos no conocen a Dios o consideran que es superfluo, que no tiene relevancia para la vida; se han fabricado, de este modo, otros dioses nuevos ante los que se inclina el hombre”, reconoció, concluyendo: “Despertar en nuestra sociedad la apertura a la dimensión trascendente, dar testimonio del único Dios es un servicio precioso que judíos y cristianos pueden ofrecer juntos”.


La Iglesia, con los judíos perseguidos


El presidente de la comunidad judía de Roma, Riccardo Pacifici, recordando que su propio padre, Emanuele Pacifici, se salvó del Holocausto al esconderse en el convento de las Hermanas de Santa Marta en Florescencia, constató que miles de católicos ayudaron a los judíos, subrayando que lo hicieron “sin pedir nada a cambio”.


En este contexto, se refirió al presunto silencio del Papa Pío XII como una “omisión” que habría podido dar ánimo y esperanza a quienes huían del exterminio.


Pacifici concluyó su discurso subrayando que el diálogo entre judíos y católicos “puede y debe continuar”, concepto retomado del presidente de las Comunidades judías de Italia Renzo Gattegna, quien auguró que “las diversidades no sean nunca más causas de conflictos ideológicos o religiosos, sino de recíproco enriquecimiento cultural y moral”.

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