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domingo, 4 de abril de 2010

Semana Santa: Domingo de Resurrección


Con el Sagrado texto sobre el Domingo de Resurrección, concluimos desde la encomienda de Barcelona con el especial de Semana Santa.

Deseamos desde este humilde rincón, que hayáis disfrutado con el evangelio de cada día.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan:

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del Sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.”

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

Jn 20, 1-9

Aleluya, Aleluya. El Señor ha resucitado. Orémosle:

Por el Papa: Oremos por nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI, para que Dios, que lo llamó al orden episcopal, lo asista y proteja para bien de la Iglesia como guía del pueblo santo de Dios.

Por la unidad de los cristianos: Oremos también por todos aquellos hermanos nuestros que creen en Cristo, para que Dios nuestro Señor asista y congregue en una sola Iglesia a cuantos viven de acuerdo con la verdad que han conocido.

Por los que no creen en Cristo: Oremos también por los que no creen en Cristo, para que, iluminados por el Espíritu Santo, encuentren también ellos el camino de la salvación.

Por los que no creen en Dios: Oremos también por los que no admiten a Dios, para que por la rectitud y sinceridad de su vida almacenen el premio de llegar a Él.

Por la Orden del Temple: Oremos por todos los hermanos que ya no están con nosotros y que dieron su vida por Cristo. Protégenos Señor a los que en la actualidad llevamos su bausante, al resto de hermanos que están por venir y condúcenos mediante la fe por el camino que lleva a la Verdad.

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