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miércoles, 30 de junio de 2010

¿Fueron los templarios los arqueólogos de la Edad Media?


Queremos agradecer a nuestro amigo y amante del Temple, Maurici Arderiu por hacernos llegar unas curiosas fotografías, donde aparecen unas cruces cristianas, entre las cuales se halla una cruz paté muy utilizada por la Orden del Temple. Hasta aquí todo sería muy normal, si esas fotografías hubiesen sido tomadas desde alguna iglesia de Europa o de Tierra Santa. Pero no es ese el caso, las fotografías están hechas en el templo dedicado a la diosa Isis en la isla de Philae, en el Alto Nilo, situada concretamente a 11 Km., al sur de Assuan.


Para que se hagan una idea, la distancia existente entre Alejandría, situada en el Mediterráneo y la isla de Philae, hacia el sur de Egipto, es de más de 1000km. Ese detalle, hizo pensar a más de un investigador, si era posible que los templarios hubiesen llegado hasta el Alto Nilo, y si hubiese sido así, ¿qué fin persiguieron?


Hay quien sugiere, que los templarios buscaron el Arca de la Alianza por todo Egipto y que llegaron incluso más al sur, hasta Etiopía. Ciertamente, la historia no ha podido demostrar que esto haya sido así, lo cual abre un abanico amplio de hipotéticas posibilidades. Así pues para otros, como es el caso del escritor e investigador José Luis Giménez, Bernardo de Claraval envió a algunos templarios en busca de información sobre la diosa egipcia Isis; intentando indagar y comparar el esoterismo de esa virgen pagana, con las vírgenes negras de Europa.


A continuación, hemos elegido un texto publicado en uno de sus libros y que dice textualmente:

“Lo hallado en dichas excavaciones, o quizás la información que ya conocía Bernardo de Claraval, lleva a los Caballeros Templarios a viajar hasta Egipto, en concreto y sobre todo, al templo de la diosa egipcia Isis - principio femenino de la fertilidad y del conocimiento - en la isla de Philae, de donde iban a obtener los conocimientos o información que estaban buscando. Es a partir de entonces que se produce un culto a la Virgen Negra, donde se representa la imagen de la diosa Isis amamantando a su hijo Horus, como símbolo de la transformación del conocimiento trascendental y esotérico, el cual es transmitido a través de la leche materna de la diosa, y que, en la doctrina católica, sería reconvertido en las diferentes imágenes de las vírgenes con niño”.

(El Triunfo de María Magdalena - Jaque Mate a la Inquisición, de José Luis Giménez)

Mapa de la ubicación de la isla de Philae

Pero los historiadores, no tienen tan clara la hipótesis sobre la presencia de la Orden del Temple en el Alto Nilo, y mucho menos que las cruces cristianas que están fotografiadas en el templo de Isis, fuesen esculpidas por templarios.

Para explicarnos el porqué de estas cruces, lo encontramos en el siguiente texto, recogido en la Enciclopedia de Arquitectura Egipcia, y que dice:

“La resistencia de Philae fue finalmente vencida por la fuerza. En 536 d.C. Justiniano I envió a su general Narses para aplastar este último bastión del paganismo en Egipto. El templo de Isis fue clausurado, los sacerdotes expulsados y muchas estatuas trasladadas a Constantinopla como botín de guerra. Para completar el golpe de fuerza, el obispo Teodoro transformó la gran sala hipóstila (bajo columnas) del templo de Isis en una iglesia dedicada a san Esteban, el primer mártir del cristianismo, lapidado en Jerusalén. La isla fue así ocupada por una comunidad cristiana. El templo de la diosa fue dañado irreversiblemente por éstos, que desfiguraron algunas imágenes de las divinidades egipcias y pusieron cruces e inscripciones, aunque sin lograr destruir la grandeza del conjunto.”

(The Encyclopedia of the Archaeology of Ancient Egypt , ed. Katherine Bard)

En base a la búsqueda y al esclarecimiento de algunos aspectos de la Orden del Temple, hemos querido recoger dos ideas contrapuestas, como hemos apuntado anteriormente. ¡Analicen ustedes mismos! Porque nosotros, no vamos a posicionarnos defendiendo una de las dos posibilidades. La encomienda de Barcelona, lo que pretende con esta clase de publicaciones, es abrir un debate al interés por el papel que desempeñó la Orden en el pasado, en el cual, como sucede en la mayoría de los misterios que acompañan al Temple, ¡sólo Dios lo sabe!

Puerta del templo de Isis

martes, 29 de junio de 2010

Festividad de San Pedro y San Pablo


Hoy se conmemora el martirio de los Apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso. En tan emotiva celebración ecuménica, no podíamos dejar pasar esta ocasión, y es por ello que le vamos a dar la importancia que merece colgándola en la página de la encomienda de Barcelona, utilizando para ello la primera y segunda lectura; juntamente con el Evangelio de hoy martes 29 de junio.

Estos dos pilares de la Iglesia, son un ejemplo para seguir el camino que nos conduce a la Verdad. Recordemos su fe, su espíritu servicial, su fuerza, su ánimo constante en dar a conocer la vida del Salvador y Su Palabra, su entrega hasta las últimas consecuencias…, son actitudes necesarias para encontrar el camino que nos debe conducir a Él, en definitiva, a la Verdad.


Primera Lectura, (Hch.12, 1-11)

Era Verdad: el Señor me ha librado de las manos de Herodes

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles:

“En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.

La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacía guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: “Date prisa, levántate.” Las cadenas se cayeron de las manos, y el ángel añadió: “Ponte el cinturón y las sandalias”. Obedeció, y el ángel le dijo “Échate el manto y sígueme.” Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel. Pedro recapacitó y dijo: “Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.”


Segunda Lectura, (2Tm, 4, 6-8. 17-18)

Ahora me aguarda la corona merecida

Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a Timoteo:

“Querido hermano: Yo estoy apunto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyera, todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”


Evangelio

Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los cielos

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo:

“En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos contestaron: “Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.” Él les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y dijo “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.” Jesús le respondió: “¡Dichoso tú, Simón hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.”

lunes, 28 de junio de 2010

Los diez pensadores más grandes de todos los tiempos: 9.Emmanuel Kant


Desde la encomienda de Barcelona, continuamos con el apartado dedicado a “Las mentes más grandes de todos los tiempos”, redactadas por el filósofo y pensador Will Durant, y publicadas en su libro “Las e ideas y las mentes más grandes de todos los tiempos”.

Después del filósofo francés Voltaire, hoy le toca el turno al filósofo alemán Emmanuel Kant. Deseamos desde esta humilde Casa, que su lectura sea de vuestro agrado.


Retrato de Emmanuel Kant


Sin embargo, hubo otro lado en este irreprimible conflicto entre la sencilla fe y la duda honesta. Quedaba algo por decir a favor de los credos que la Ilustración había destruido, en apariencia. El propio Voltaire había retenido una sincera creencia en una deidad personal y había erigido una bonita capilla “A Dios”, en Ferney. Pero sus seguidores habían llegado más lejos que él y, cuando falleció, el materialismo había hecho huir del campo de batalla a todas las filosofías rivales.

Ahora hay dos modos de enfocar un análisis del mundo, podemos empezar por la materia y luego estaremos obligados a deducir de ella todo el misterio de la mente, o podemos empezar por la mente y luego nos veremos obligados a considerar la materia como un mero manojo de sensaciones. Porque, ¿cómo podemos conocer a la materia excepto por medio de nuestros sentidos? Y ¿qué es, pues, para nosotros más que nuestra idea de ella? La materia, tal como nosotros la conocemos, no es más que una forma de mente.

Cuando Berkeley anunció al mundo, claramente y por vez primera, esta nueva conclusión, causó un revuelo entre los eruditos y pareció ofrecer una salida espléndida de la infidelidad de la Ilustración. Aquí había una oportunidad de volver a afirmar la primacía de la mente, de reducir su amenazador enemigo a una mera provincia en su reino y así restaurar las bases filosóficas de la creencia religiosa y de la esperanza inmortal.

La figura suprema de este desarrollo idealista era Emmanuel Kant, el arquetipo perfecto del filósofo abstracto. Kant, que viajaba mucho a Konigsberg y desde sus calles arboladas veía cómo los cielos estrellados se fundían en un fenómeno medio irreal, transfigurado por la percepción en una cosa subjetiva. Fue Kant quien trabajó más y mejor para rescatar a la mente de la materia, quien argumentó de manera tan irrefutable (porque era tan ininteligible) contra los usos de la “razón pura” y quien, gracias a la prestidigitación de su pensamiento, volvió a la vida, como si fuera un mago, las queridas creencias de la antigua fe.

El mundo le escuchó encantado porque le parecía que podía vivir sólo con la fe y no amaba a una ciencia que no hacía más que oscurecer sus aspiraciones y destruir sus esperanzas. A lo largo de todo el siglo XIX creció la influencia de Kant: Una y otra vez, cuando el racionalismo y el escepticismo amenazaban a las viejas ciudadelas, los hombres huían “de vuelta a Kant”, en busca de fuerza y refugio. Incluso un hombre tan práctico como Schopenhauer y un hereje tan rabioso como Nietzsche, le aceptaron y contemplaron su reducción del mundo a una mera apariencia, como el preliminar indispensable de toda filosofía posible. Tan vital fue la obra de Kant en sus principios generales y en sus bases, que siguen hasta nuestros días, intactas e inconmovibles. ¿No ha admitido la propia ciencia, a través de Pearson, Mach y Poincaré, que toda realidad, toda “materia”, toda “naturaleza” con sus “leyes”, no son más que fabricaciones de la mente, posiblemente, pero jamás conocidas con certeza en su propia y esquiva verdad? En apariencia, Kant había ganado la batalla contra el materialismo y el ateísmo, y el mundo podía volver a tener esperanza.

viernes, 25 de junio de 2010

La policía asalta a la Iglesia de Bélgica.


Recogemos de la página de forumlibertas una noticia cuanto menos preocupante.

El texto nos muestra desgraciadamente, una nueva persecución a la Iglesia católica, por parte del poder mundano. Creemos que es de justicia publicarlo en la encomienda de Barcelona, para que este lamentable suceso quede denunciado públicamente.


Fotografía de André-Mutien Léonard, nuevo prelado de la Iglesia belga.


Si en Bruselas, sede de la democracia europea, la policía puede asaltar las dependencias de la Iglesia alegando genéricas "investigaciones de abusos", ¿con qué legitimidad podrá la UE reprender al Nepal maoísta, el Vietnam comunista o los regímenes de Mugabe en Zimbabwe o Evo Morales, Chaves o Castro en Hispanoamérica si hacen lo mismo en sus países?


Que docenas de policías asalten los edificios de la Iglesia sin justificaciones, se lleven cajas y ordenadores y dejen a cambio vagos comentarios sobre "investigaciones de pederastia" es algo común... en las dictaduras del Bloque Soviético, pero novedoso en Bélgica.


Es bien sabido que el país cuenta con una importante presencia masónica, ligada a la búsqueda de influencia en las instituciones de la UE en Bruselas. Además, el Parlamento Belga ya asombró al mundo con su reprobación a Benedicto XVI en primavera de 2009, condenando las palabras papales sobre la ineficacia de las campañas de condones en África.


Sin embargo, el espectacular asalto policial a las principales dependencias de la Iglesia (el arzobispado de Malinas-Bruselas, a la cripta de la catedral, al domicilio particular del cardenal Danneels y a las oficinas de la comisión independiente que investiga abusos a menores en el ámbito eclesiástico) sobrepasan todo precedente.


Asalto sin justificar

Un portavoz de la Fiscalía federal belga explicó que la ola de registros forma parte de una investigación "reciente" para ver "si se sostienen o no" acusaciones de abusos sexuales, pero no aclaró más sobre el origen de la denuncia.


Las víctimas de abusos que estaban trabajando con la Iglesia para esclarecer casos antiguos han criticado a la policía, por llevarse archivos con sus datos, informes confidenciales entregados a la Iglesia confiando en que no se difundirían indebidamente.


"Las víctimas se encuentran en estado de pánico", asegura indignado Peter Adriaenssens, psiquiatra infantil de gran prestigio y presidente de la comisión eclesial que recibe las denuncias de abusos.


Las víctimas de abusos temen a la policía, no a la Iglesia

De casi 500 dosiers que se ha llevado la policía, 100 corresponden a personas que habían aceptado hacer públicas sus historias, la mayoría prescritas judicialmente. "El resto quería que se respetara su privacidad, y así se lo prometimos", subraya Adriaenssens. La mayoría, afirma, sólo revelan las humillaciones sufridas tras la muerte de sus padres, a menudo amigos del abusador. Adriaenssens teme que con la redada policial haya perdido la confianza de las víctimas y que la comisión de investigación de la Iglesia apenas podrá trabajar ahora.

Desde la dimisión en abril del obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, tras admitir haber abusado sexualmente de un menor de su entorno en los años 80, muchos belgas creen en la sinceridad de la Iglesia al estudiar los abusos pasados.


La policía entorpece la investigación del pasado

En diciembre se jubiló el primado de la Iglesia belga, el cardenal Daneels, presidente de la Conferencia Episcopal entre 1979 y 2010, y desde enero está al frente un nuevo prelado, André-Mutien Léonard, que en la línea de Benedicto XVI está dirigiendo el esfuerzo por eliminar la cultura del "silencio". Daneels también había mostrado su deseo de cooperar con las investigaciones eclesiales. Por eso asombra el asalto a sus dependencias personales y las confusas explicaciones oficiales al respecto.

Para complicar aún más las cosas, la ola de registros ha sucedido mientras todos los obispos del país se reunían con el nuncio apostólico de Bélgica y Luxemburgo, Giacinto Berloco.

Además de la escasa sensibilidad hacia las víctimas que esta redada ha tenido, cabe pensar en sus efectos internacionales en países comunistas o totalitarismos de Asia, América o África.

jueves, 24 de junio de 2010

San Juan Bautista


Hoy 24 de junio se conmemora la festividad de San Juan Bautista, un santo muy especial para la Orden del Temple. Por ese motivo desde la encomienda de Barcelona, hemos elegido un texto de nuestro buen amigo, el periodista y escritor, Jesús Ávila Granados, que fue publicado en el libro “Codex Templi”.

Deseamos que su contenido sea de vuestro agrado.

Imagen de Juan bautizando a Jesús en el Jordán.


En primer lugar, es preciso recordar que no debemos confundir a San Juan Bautista con San Juan Evangelista; el primero, relacionado con el solsticio de verano –de ahí su efemérides, el 24 de junio-, mientras que el segundo, autor del Apocalipsis, fue el más hermético de los evangelistas de Cristo, relacionado con el solsticio de invierno (27 de diciembre).

San Juan Bautista, hijo de Zacarías y de Isabel, es una de las figuras más representadas en el arte cristiano (después de Jesucristo y la Virgen María). Corrió la misma suerte que San Bartolomé y murió decapitado, a los pocos días de haber bautizado a Jesucristo en las cristalinas y sagradas aguas del Jordán.

Su nacimiento tuvo lugar un 21 de junio mientras que su muerte, por degollación, fue el 29 de agosto, como lo confirma el santoral cristiano. Numerosos estudiosos del Nuevo Testamento y de la historia medieval se han interesado por la figura de este santo, cuyo nombre se repite incesantemente en la tradición religiosa occidental. El investigador francés Alexandre Masseron explica la relación entre San Juan Bautista y la duración de los días en los siguientes términos: “Juan fue achicado de la cabeza (al ser decapitado, la altura corporal de San Juan Bautista mermó); pero el Cristo, izado a la cruz, se hizo más grande. Esta proclama anuncia también la duración del día; cuando nace Juan (21 de junio), los días comienzan a menguar; cuando nace Cristo –o el Evangelista, podríamos añadir –empiezan a crecer”. (Alexandre Masseron: Saint Jean Baptiste Dans l’art. Arthaud, París, 1957).

El filósofo e investigador valenciano Juan García Atienza se muestra también muy interesado por la estrecha relación de este santo con los ciclos del astro rey: “San Juan Bautista es, en el dúo sagrado de los Juanes, la imagen popular y exotérica de un misterio equinoccial en el que se igualan los contrarios”. (Juan García Atienza: Santoral diabólico. Martínez Roca, Barcelona, 1988; pág. 111).

Los nazarenos, rama de la secta de los ebionistas (finales del siglo I), eran conocidos como “bautistas”; también se llamaban “sabeanos” y “cristianos de San Juan”. Para ellos, el Mesías no era el Hijo de Dios, sino un profeta que quiso seguir a Juan el Bautista (lo mismo pudieron pensar algunos templarios). El pensador cristiano alejandrino Orígenes (185-253) observa que “existen algunos que dicen de Juan el Bautista que él era el Ungido (Christus)”(Orígenes, vol.II). Cuando las concepciones metafísicas (conocimiento puro) de los gnósticos, que veían en Jesús al Ungido y al Logos, empezaron a ganar terreno, los primitivos cristianos se separaron de los nazarenos, quienes acusaban a Jesús de pervertir las doctrinas de Juan y de haber modificado el bautismo en el Jordán. (Cfr. Codex Nasaraeus, liber Adami appellatus, 3 vols. Trad. Matthias Norberg, Literis Berlingianis, Lund, 1815-1816).

San Juan Bautista fue el santo más venerado por los templarios. Los monjes-guerreros veneraban su doble dimensión: como guardián del Cielo y del Infierno –en estrecha vinculación con la divinidad romana Jano, cuya imagen de doble rostro tenía la capacidad de mirar simultáneamente al pasado y al futuro-.

En numerosas construcciones templarias se puede observar el mágico efecto de la irradiación solar del primer rayo del amanecer durante los solsticios y equinoccios. Uno de estos singulares edificios, que lamentablemente amenaza ruina, es la iglesia de Santa María del Camino, que se encuentra en la localidad Soriana de Brías (exactamente, a 13 kilómetros al sur de Berlanga de Duero). Tras el examen de algunos archivos parroquiales, descubrimos que esta humilde ermita se levantó bajo la advocación de San Juan Bautista.

(El autor de este artículo descubrió en la parte superior de la bóveda una cruz paté devorado por la hiedra; despejó las ventanas saeteras e intuyó que el día 21 de junio se produciría “el milagro del solsticio”. Efectivamente, ese día, el primer rayo solar atravesó la saetera del ábside y se proyectó en el capitel opuesto, iluminando el motivo escultórico que hasta entonces permanecía en penumbra: se trataba de una escena de la Natividad).

No es una casualidad que, a pocos metros de esta sencilla iglesia, que conserva su interesante portada en archivoltas, se halle una antigua fuente romana, cuyas milagrosas aguas han curado a numerosas personas de la zona y a los viajeros que utilizaron el eje de comunicaciones de las dos calzadas antiguas que se cruzan exactamente junto al nacedero.

La Iglesia católica trasladó la festividad de San Juan Bautista –que coincide con el día más largo del año y el inicio de su decadencia solar: el solsticio de verano- del 21 de junio al 24 de ese mismo mes.

Se han mantenido buena parte de las tradiciones que, desde los tiempos medievales, se vienen celebrando en todo el mundo occidental en la festividad de San Juan Bautista. Algunas vinculadas al fuego: se encienden hogueras en calles y plazas (noche de San Juan), en un intento de dar mayor fuerza al astro rey, para que preñe de luz y vida a las personas, animales y plantas con la llegada del verano, siendo, además, un claro homenaje a la fertilidad, y el ruego a las fuerzas celestiales para que las cosechas sean abundantes.

miércoles, 23 de junio de 2010

La “Revetlla de Sant Joan”


Esta noche en muchos lugares de España, pero sobretodo en Catalunya, tendrá lugar la popular “La Revetlla de Sant Joan”; “la Verbena de San Juan”; por ese motivo queremos compartir con todos nuestros “bloguistas” esta emblemática celebración de la noche más corta del año,

Deseamos que su lectura sea de vuestro agrado y ¡Feliz San Juan!

La Noche de San Juan ("Noite de San Xoán" en gallego, "Nueche de San Xuan" en asturleonés, "Nit de Sant Joan" en catalán,"Nuei de San Chuan" en aragonés, "Donibane gaua" o "San Juan gaua" en euskara), Hogueras de San Juan ("Fogueiras, cacharelas o fuliones de San Xoán" en gallego, "Donibaneko suak" o "San Juan suak" en euskara, "Foguera de San Xuán" en asturiano, "Fogueres de Sant Joan" en valenciano o "Sanjuanada", en ciertas zonas de El Bierzo)[1] es una festividad muy antigua en la que se celebra la llegada del solsticio de verano en el hemisferio norte cuyo rito principal consiste en encender una hoguera. La finalidad de este rito era "dar más fuerza al sol", que a partir de esos días, iba haciéndose más "débil" —los días se van haciendo más cortos hasta el solsticio de invierno—. Simbólicamente el fuego también tiene una función "purificadora" en las personas que lo contemplaban. Esta fiesta se celebra en muchos puntos de Europa, aunque está especialmente arraigada a España, Portugal (Fogueiras de São João), Noruega (Jonsok), Dinamarca (Sankthans), Suecia (Midsommar), Finlandia (Juhannus) y Reino Unido (Midsummer). En Sudamérica, Brasil tiene Festas Juninas, en Bolivia, Chile y Venezuela la noche de San Juan. La noche de San Juan está, así mismo, relacionada con antiquísimas tradiciones y leyendas españolas como la Leyenda de la Encantada.

En la mayoría de los lugares en los cuales se celebra actualmente continúa la tradición original aunque en España y Portugal se ha perdido parte de su significado. Habitualmente se realizan hogueras en las calles y plazas de las poblaciones donde se reúnen familiares y amigos. Nótese que la fiesta en España se celebra la noche que va del 23 al 24 de junio, aunque en realidad la noche más corta del año -que corresponde con el solsticio de verano- es la del 21 de junio. En algunas zonas del Atlántico europeo como Inglaterra, también se celebra el día 28 (vísperas de San Pedro) una fiesta similar.

La “Revetlla de Sant Joan”

La "Verbena de San Juan", también conocida popularmente como la "Noche del Fuego" o la "Noche de las Brujas", es una celebración que se realiza la noche del 23 al 24 de junio. Es de origen pagano y antes de la instauración de cristianismo coincidía con el solsticio de verano, el 21 de junio. La celebración es similar a la de Alicante, se preparan hogueras con muebles y trastos viejos durante los días anteriores y el día 23 los niños disponen un "ninot" o muñeco en la cima. Cuando se pone el sol se prende fuego a la hoguera con antorchas y empieza la fiesta. Se cena al aire libre con familiares y amigos, y en cada barrio o pueblo suele haber una orquesta que anime la noche.

La cena consiste en la tradicional "coca" de postre, de la que existen variantes dulces y saladas. Las saladas son similares a la pizza pero con una masa más compacta, sin queso y sin tomate, pan rustico cortado a rebanadas. Las dulces tienen una base similar al briox y se cubren de crema, frutas confitadas o "llardons" (chicharrones). En un origen las "cocas" tenían forma circular, simbolizando al sol. La bebida típica de esta noche es el cava.

martes, 22 de junio de 2010

Personajes de la Biblia: Abraham


Desde la encomienda de Barcelona, continuamos con nuestro apartado dedicado a los personajes de la Biblia, del cual lo hemos extraído del libro cuya traducción al castellano se titula “La Biblia” y cuyo autor es el profesor de teología por la universidad de Exeter, J.R.Porter.

Hoy le toca el turno a Abraham, recorriendo esta vez los antepasados del Antiguo Testamento. Desde este humilde rincón, deseamos que su lectura sea de vuestro agrado.


Imagen de Abraham (el primero de los tres patriarcas) junto a su hijo Isaac.


La llamada de Abraham

El episodio de la torre de Babel divide a la humanidad en naciones que compiten entre sí, y en ese momento la elección de Dios recae sobre un pueblo concreto. En el Génesis 12, 1-2 habla con Abraham, hijo de Téraj y descendiente de Sem, el hijo de Noé: “Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te indicaré. Yo haré de ti una nación grande”. La posterior obediencia de Abraham (al que en la primera parte del relato se lo llama Abram) invierte la desobediencia previa de la humanidad y lo afirma como patriarca de Israel.

En el siglo XX, muchos expertos han estado lo bastante seguros de sus conocimientos sobre el antiguo Oriente Próximo para situar a los antepasados de Israel en el segundo milenio a.C. Recientemente, esta conclusión se ha puesto en duda. Algunas características de los relatos bíblicos apuntan a un período posterior al del segundo milenio. Una serie de presuntos paralelismos entre las pruebas arqueológicas y la narración bíblica se han sometido a un análisis más minucioso y se ha demostrado que no están tan próximos como se creía. Además, muchas costumbres y creencias que supuestamente caracterizaron el segundo milenio a. C. se prolongaron a lo largo de siglos posteriores. Esta evaluación ha llevado a diversas autoridades a sostener que las tradiciones de los antepasados fueron producidas básicamente por la comunidad israelita de fecha muy posterior, es posible que incluso en el período de exilio (587/586-539 a. C.). Obviamente, no estamos diciendo que los antepasados no existieran. Cabe la posibilidad de que generaciones posteriores conservaran recuerdos auténticos de las figuras que desempeñan un papel significativo en la historia y el desarrollo religioso de Israel.

El relato de Abraham comienza en la antigua ciudad sumeria de Ur, en el sur de Mesopotamia, urbe importante hasta que en 1740 a. C. fue destruida. La decisión de Téraj –el padre de Abraham- de abandonar Ur en compañía de su familia (Gn 11, 31) se ha vinculado con una presunta migración de los amorreos nómadas de la región a resultas de los disturbios de la época. Sin embargo, Ur revivió durante el imperio caldeo o neobabilónico (h. 625-539 a. C.) y la descripción que el Génesis hace de “Ur de los caldeos” parece indicar un período posterior. Aunque partió hacia Canaán, Téraj se asentó en la ciudad de Jarán, en el norte de Mesopotamia. Jarán estaba relacionada con Ur gracias a una ruta comercial de larga tradición y ambas fueron importantes centros de culto del dios de la luna Sin. Al igual que Ur, Jarán destacó tanto en el segundo milenio a. C. como bajo el imperio neobabilónico. Abraham recibió la llamada de Dios en Jarán y probablemente emprendió su viaje desde aquí. En realidad, parece que el verdadero hogar de la familia de Abraham no fue Ur, sino la región de Jarán. Su hermano se llama Harán y tiene parientes que responden a los nombres de Téraj, Najor y Serug, que también son los apelativos de poblaciones próximas a Jarán. Más adelante Abraham envía a su siervo a buscar esposa para su hijo Isaac y le pide que la encuentre entre los que llama “mi parentela”, los que viven en “mi tierra”. Resulta que no se trata del sur de Mesopotamia, sino de Najor, donde el siervo descubre a Rebeca, la sobrina nieta de Abraham (Gn 24). Más adelante Jacob –hijo de Isaac y Rebeca- se refugia en Harán con su tío Labán (Gn 28) y se casa con una integrante de su familia.

Muchas características del relato de los antepasados apuntan a la existencia de pastores nómadas. Se ha postulado que los autores bíblicos fueron habitantes urbanos que consideraron despectivamente a los nómadas y que intentaron resaltar que los fundadores de Israel procedían de zonas urbanas asentadas.

Los viajes de Abraham

Aunque el relato bíblico de la trayectoria de Abraham parece incluir una serie de capítulos desconectados, lo cierto es que abarca varios temas específicos. En muchos sentidos, la narración del patriarca sintetiza la posterior historia de Israel. Después de la llamada de Dios, Abraham abandona Jarán en compañía de su esposa Sara (que a esta altura del relato se llama Saray) y de su sobrino Lot. El grupo se desplaza a Canaán. Abraham edifica altares e invoca a Yahveh en Sikem y Betel. Más adelante, deja Egipto y construye otro altar en Mamré, cerca de Hebrón. Estos sitios son lugares de culto de los antiguos cananeos y la Biblia incluye dos referencias (Gn 13, 6 y 13, 18) a encinas (o terebintos), árboles sagrados que solían estar presentes en los santuarios cananeos. Tanto en Sikem como en Manré, Abraham edifica altares en respuesta a la teofanía –la manifestación de la deidad-, en la que Dios le promete crear un culto nuevo es un modo de reclamar el territorio, la edificación de altares por parte de Abraham sienta las bases de la posterior ocupación de Canaán por Israel. Asimismo, permite que los recién llegados mantengan los santos lugares e los habitantes anteriores y los conviertan a su culto.

A causa del hambre, Abraham, Sara y Lot viajan a Egipto. Abraham se convierte en acaudalado mercader gracias, sobre todo, a que el faraón protege a Sara en cuanto ésta entra a su servicio. Al final Abraham, Sara y Lot se ven obligados a abandonar Egipto y regresan a Canaán. Estos viajes recuerdan la tradición de la migración de las tribus israelitas a Egipto en tiempos de José y el éxodo posterior con Moisés.

Al llegar a Canaán, Abraham y Lot deciden seguir caminos distintos. Lot se dirige a la orilla meridional del mar Muerto y se asienta en la llanura del río Jordán. Parece que, en principio, Abraham pensaba compartir Canaán con Lot, pero éste escoge la parte del valle del Jordán situada más allá del territorio prometido por Dios. Posteriormente, en el Génesis 19, se afirma que Lot es el antepasado de los moabitas y los ammonitas transbordados (cabe la posibilidad de que este Lot no tuviese nada que ver con el sobrino de Abraham). La separación del patriarca y su sobrino representa la división de los descendientes directos de Abraham y sus parientes étnicos: Israel es el único heredero legítimo del compromiso divino. Las promesas de Dios a los antepasados quedan garantizadas por la Alianza con Abraham, el primer ancestro varón. La mentada Alianza aparece en dos versiones; suele decirse que una corresponde al autor bíblico “J” y la otra sacerdotal “P”. La primera, descrita con todo lujo de detalles en el Génesis 15, adopta la forma de compromiso incondicional de Dios para dar al patriarca la tierra “desde el torrente de Egipto hasta el gran río Éufrates”, la extensión ideal del dominio israelita. La Alianza se establece mediante un antiguo ritual en el que el juramento se confirma cuando alguien pasa entre uno o más animales del sacrifico partidos por la mitad. En el Génesis 15, 17, Yahveh practica este ritual con un horno humeante y una antorcha de fuego. Un rito parecido se menciona en un documento de h. 1775 a. C. procedente de la ciudad mesopotámica de Mari, que describe la ceremonia del establecimiento de un tratado entre dos pueblos.

La versión de “P” de la Alianza, descrita en el Génesis 17, no sólo supone una obligación por parte de Dios, sino de Abraham. El patriarca y sus descendientes reciben la orden de circuncidar a todos los varones de la comunidad, incluidos los esclavos, a los ocho días de nacidos. La circuncisión era una antigua costumbre practicada por muchos vecinos de Israel. En principio, probablemente se llevaba a cabo al inicio de la pubertad o antes del matrimonio, pero el redactor sacerdotal la reinterpreta como señal de la Alianza, como marca de pertenencia al pueblo elegido por Dios, razón por la cual debe efectuarse lo antes posible.

lunes, 21 de junio de 2010

El último secreto del Temple: IIIª parte


Desde la encomienda de Barcelona, queremos continuar con el último capítulo destinado a "El último secreto del Temple", escrito por el investigador español Javier Sierra y publicado en su libro "La ruta prohibida". Esta última parte nos habla sobre las conclusiones de Bárbara Frale, sobre el contenido del pergamino de Chinon, descubierto por ella misma en el Archivo Secreto del Vaticano.

Deseamos que su lectura sea de vuestro agrado.


Fotografía de la atractiva historiadora, Barbara Frale


Una verdad simple


En un libro publicado en 2004 por la propia doctora Frale y titulado I Templari, la descubridora del pergamino de Chinon analizó esa cuestión al detalle.

En su obra subrayaba que una de las normas fundamentales que articulaban la Orden del Temple fue la obediencia absoluta a los superiores. “¿Podréis soportar lo insoportable?”, preguntaban al candidato a templario cuando celebraban el capítulo para su ingreso. “Señor, ¡con la ayuda de Dios soportaré cualquier cosa!”, respondía.

Lo que nunca llegó a conocimiento público fue que, tras jurar aquella subordinación absoluta, los novicios eran sometidos a una prueba más. Era una costumbre extraoficial, no escrita. Consistía en que a cada nuevo templario se le conducía a una pequeña estancia adornada por un crucifijo, y allí, en la penumbra, los veteranos lo obligaban a descolgarlo, a abjurar de la imagen clavada y escupir sobre ella.

La experiencia debió de ser singularmente dura para los cadetes. ¿Acaso los novicios no acababan de jurar obediencia absoluta a sus superiores? ¿Y qué estimaban más? ¿Su lealtad recién comprometida…o su fe? Su código de honor se ponía así al borde del abismo, en una costumbre informal que, según el pergamino de Chinon, no pasaba de ser una desafortunada burla.

Una broma cuartelaria.

Una novatada.

¿A eso se reducían, pues, las terribles herejías del Temple?

Según Bárbara Frale, Clemente V ya había oído hablar de tales prácticas dos años antes de la maniobra de arresto masivo de templarios ordenada por Felipe IV, y había iniciado sus pesquisas para detenerlas con total discreción. Sin embargo, la acción del monarca le cogió por sorpresa. Los rumores propagados por ex miembros de la orden, instrumentalizados por el rey y sus consejeros, precipitaron al Temple a su trágico destino. De hecho, tras la confesión –forzada, como terminó demostrándose- de Jacques de Molay ante los teólogos de la Sorbona, al pontífice le resultó imposible convencer a la corte de que la abjuración o los besos obscenos eran sólo pesadas bromas cuartelarias, una suerte de mobbing medieval.

La única acusación que jamás pudo explicarse satisfactoriamente –y que Frale reconoce aún como un enigma templario en toda regla- fue el culto al Baphomet y a cierta “Santa Sangre que los templarios celebraban en relación a la Última Cena en una ceremonia litúrgica única jerosolimitana de los primeros siglos de la Era Cristiana”.

Para mí, ese punto oscuro esconde la clave del secretum templi. El Baphomet. Tal vez una reliquia importada desde Oriente que podría contener la clave para justificar el imparable ascenso de la orden y su brutal caída. Pero ese extremo, por desgracia, no se aclara en el pergamino de Chinon ni en ningún otro documento del proceso.

En la reunión presidida por el cardenal Pagano, la doctora Frale pone al fin sobre la mesa un último factor para comprender este episodio. Y es que, antes de la llegada de Clemente V al poder, el rey de Francia ya se había desembarazado de sus predecesores, Bonifacio VIII y Benedicto XI, en su desaforada carrera por apropiarse de los bienes de la Iglesia y sanear su maltrecha economía. Además de su obsesión por el Temple, su corazón escondía un plan para adueñarse de la gestión de la Iglesia.

-Por esa razón, después de firmar el documento de Chinon –explica Frale- Clemente V permitió que Francia destrozara a la Orden del Temple para evitar un cisma. De haberse opuesto a los deseos de Felipe IV, el Papa intuía que la Iglesia se hubiera dividido en dos: una Iglesia francesa y otra romana. Y al pontífice, un jurista extraordinario, decidió evitarlo sacrificando a sus caballeros.

Las preguntas se amontonan.

¿Por qué entonces no se absuelve de una vez a los templarios, que pasaron a la posterioridad como malos cristianos? ¿Qué implicaciones legales tiene hoy un documento como el pergamino de Chinon, que permitió el expolio de fortalezas, granjas, barcos y riquezas monetarias de unos inocentes?

Antes de que Bárbara Frale termine sus explicaciones y de que el resto de convidados a aquella reunión den su parecer sobre el pergamino, monseñor Pagano decide abandonar la sala.

Lo anoto en mi cuaderno de campo.

Son las 12.40 de la mañana.

Paloma me mira de reojo y adivina lo que pienso: la Iglesia ha decidido seguir callando en este caso. Seguramente, per saecula saeculorum.

Una lástima. (Fin)

viernes, 18 de junio de 2010

El Temple y la Virgen María


Hoy queremos abordar un interesante tema de inspiración cristiana: el culto y la devoción a la Madre de Dios, que profesaba la Orden del Temple hacia Nuestra Santísima Virgen María.

Para ello hemos seleccionado un texto del investigador español de movimientos espirituales, D. José Antonio Mateos Ruiz, y que fue publicado en el libro “Codex Templi”.

Desde la encomienda de Barcelona, deseamos que su lectura sea de vuestro agrado.


Imagen de Nuestra Santísima Virgen María.


Un elemento fundamental, que no podemos pasar por alto, es el culto que los templarios profesaban a la Virgen María. Sin ninguna duda, la implantación de esta veneración se debe a Bernardo de Claraval; pero el sentido espiritual, y la devoción, iba más allá de la Madre de Dios; la Virgen era considerada especialmente como “mediadora”, se la llamaba en una oración la “Reina” del Salve Regina, la que intercede a favor de los hombres ante Cristo. Recordemos las palabras de devoción hacia la Virgen María, como Reina de la Orden, que se reflejan en la Regla primitiva del Temple.

“Nuestra Señora ha sido el comienzo de nuestra Religión, y en Ella y en Su Honor estarán si place a Dios, el fin de nuestras vidas y el fin de nuestra Religión, cuando Dios quiera que así sea”.

(La voz “Religión” debe entenderse en su antiguo sentido: se trata de la Orden o la congregación).

Decía San Bernardo, hablando de María: “Ella ha adquirido la restauración de la ciudad celestial y ha obtenido la redención de los que se encuentran asidos en las tinieblas […]. Por ella se levantan las ruinas de la Jerusalén celeste” (“Cuarto sermón para la Asunción”, 8). “María nos trae la redención; Ella es la mediadora ante Cristo y la Trinidad encuentra en Ella su gloria” (“Sermón sobre las doce prerrogativas de María”, 1 y 2). Y en las Letanías Lauretanas se dice: “Virgen poderosa, Virgen clemente, Virgen fiel”.

Algunas de las invocaciones a la Virgen manifiestan los esfuerzos que los autores inspirados de la Edad Media –y algunos iniciados cristianos- hicieron para expresar un conocimiento espiritual atribuido a la figura de Nuestra Señora. A nuestras mentes modernas les cuesta captar su verdadera dimensión y, siempre, estamos tentados a mirar con incredulidad y a considerar todo esto como creencias del pasado sin ningún valor aparente ni coherencia lógica. Precisamente, cuando se trata de relacionar un símbolo auténtico sólo se está procediendo a su corrupción y destrucción.

El gran rosetón de la fachada de la catedral de Nôtre-Dame de París tiene a la Virgen en el centro con el zodíaco en el círculo exterior; es una forma de proclamar que María es la emperatriz del mundo.

La virginidad significa obediencia a lo divino y cooperación con ello. Representa la naturaleza no caída. La Virgen simboliza el alma de la vida y, desde el punto de vista corporal, es la obediencia completa del cuerpo al alma. El alma cristiana no tiene nada más que hacer que realizar el estado marial; en el seno de María, por operación del Espíritu Santo, el Padre engendra a su propio Hijo.

El oficio de la Virgen es colaborar con lo divino, no sólo en la redención, sino también en la creación. La Virgen es co-creatrix, co-redemptrix, co-santificatrix, virgo, mater, regina … Cocreadora, corredentora, cosantificadora, virgen, madre, reina…

“Señora del Cielo, regente terrena,

Emperatriz de los pantanos infernales” (Villón).

A menudo, la iconografía ha conferido a la Virgen un manto azul oscuro sembrado de estrellas, como Regina Coeli, Regina Coelorum, “Reina de los Cielos”.

Según el hermetismo cristiano, cuando uno alcanza una determinada esfera espiritual, y cuando la aspiración es auténtica y pura, se encuentra inevitablemente con la visión de la Santísima Virgen. Dicho encuentro es, pues, tan natural en el dominio espiritual como el hecho de tener madre en el plano de la familia terrena. Tal que trae consigo, pero sobre todo significa la protección contra un gravísimo peligro, ya que quien avanza hacia la esfera que se conoce como “cinturón de la mentira” –zona que rodea la Tierra como un cinturón de falaces espejismos y que los profetas y el Apocalipsis denominan “Babilonia”- corre el riesgo de extraviarse. Con la Virgen, el iluminado se encuentra protegido.

Nadie puede atravesar esta zona sin estar envuelto en una perfecta pureza o, dicho de otro modo, sin la protección del manto de la Santísima Virgen, el cual era, hace años, objeto de veneración y culto especial en Rusia, como “Manto de la Santísima Madre de Dios”. Éste puede ser el fundamento de esta plegaria que pertenece a la eucología latina:

“Augusta Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles, tú que has recibido de Dios el poder y la misión de aplastar la cabeza de Satán, te lo pedimos humildemente, envía tus santas legiones para que, a tus órdenes y por tu poder, persigan a los demonios, los combatan en todo lugar, repriman su audacia y los arrojen al abismo”.

Algunos hermetistas cristianos aseguran que el mundo espiritual corresponde, con cierta exactitud, con lo que la Iglesia católica enseña: hay ángeles custodios; hay santos que toman parte activa en nuestra vida; que la Santísima Virgen es real y que los sacramentos son eficaces; que la oración es un poderoso medio; que el infierno, el purgatorio y el Cielo son realidades espirituales y que el Maestro sigue estando con su Iglesia.

No hay manera de cambiar el misterio de la Virgen María. Nuestra Señora del Temple no se deja sustituir, impunemente, ni por la “diosa razón”, ni por la “diosa evolución biológica”, ni por la “diosa economía”, ni por la “diosa cultura del entretenimiento”, ni por la “diosa del neopaganismo”. Se podrá creer o no creer, pero no ha podido sustituirse en el corazón del pueblo cristiano.