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martes, 29 de junio de 2010

Festividad de San Pedro y San Pablo


Hoy se conmemora el martirio de los Apóstoles Simón Pedro y Pablo de Tarso. En tan emotiva celebración ecuménica, no podíamos dejar pasar esta ocasión, y es por ello que le vamos a dar la importancia que merece colgándola en la página de la encomienda de Barcelona, utilizando para ello la primera y segunda lectura; juntamente con el Evangelio de hoy martes 29 de junio.

Estos dos pilares de la Iglesia, son un ejemplo para seguir el camino que nos conduce a la Verdad. Recordemos su fe, su espíritu servicial, su fuerza, su ánimo constante en dar a conocer la vida del Salvador y Su Palabra, su entrega hasta las últimas consecuencias…, son actitudes necesarias para encontrar el camino que nos debe conducir a Él, en definitiva, a la Verdad.


Primera Lectura, (Hch.12, 1-11)

Era Verdad: el Señor me ha librado de las manos de Herodes

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles:

“En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.

La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacía guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: “Date prisa, levántate.” Las cadenas se cayeron de las manos, y el ángel añadió: “Ponte el cinturón y las sandalias”. Obedeció, y el ángel le dijo “Échate el manto y sígueme.” Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel. Pedro recapacitó y dijo: “Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.”


Segunda Lectura, (2Tm, 4, 6-8. 17-18)

Ahora me aguarda la corona merecida

Lectura de la segunda carta del apóstol San Pablo a Timoteo:

“Querido hermano: Yo estoy apunto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyera, todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”


Evangelio

Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los cielos

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo:

“En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos contestaron: “Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.” Él les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y dijo “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.” Jesús le respondió: “¡Dichoso tú, Simón hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.”

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