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jueves, 16 de septiembre de 2010

Leyendas templarias: La cueva del Monje


Desde la encomienda de Barcelona, queremos aprovechar para tratar un tema ameno y al mismo tiempo entretenido, las leyendas sobre templarios.


Para ello hemos seleccionado esta historia recogida por nuestro estimado amigo, periodista y escritor Jesús Ávila Granados, de su libro “La mitología templaria”.


Por el lugar donde transcurre la leyenda, (Sur de Segovia, próximo a la Comunidad de Madrid) queremos dedicar muy especialmente a los hermanos del Priorato de Madrid, esta curiosa historia.


Deseamos que su historia la encontréis entretenida.


Fotografía de camino romano del Puerto de Fuenfría (Segovia)


Hugo de Marignac, cuyo espíritu –según el erudito Jesús García Jiménez- aún vaga por los fríos pasos de montaña de los puertos de la sierra de Guadarrama, al sur de la ciudad de Segovia, concretamente, en la zona que delimita el puerto de Fuentefría y la villa de Valsaín.


La carretera CL-601, construida por la República (1933), que coincide en gran parte con una antigua calzada romana, es paso tradicional de viajeros que, desde Madrid, se dirijían a Segovia y al palacio de San Ildefonso o La Granja; resultado de este constante transitar humano son los numerosos edificios que se conservan, la mayoría de los cuales de época renacentista, como la Casa Eraso. Ésta se corresponde con el antiguo convento de Casarás, construcción del año 1571, concebida como residencia de caza para Felipe II, que se bautizó con el nombre del secretario de este monarca, Francisco Eraso. Este complejo monástico se remonta al siglo XIII, y en sus cámaras subterráneas siguen vivas algunas leyendas de caballeros templarios, porque, según las crónicas oficialistas, en sus mazamorras sufrieron castigo o penitencia algunos freires del Temple. Posteriormente, este edificio se convirtió en una casa de postas, pero de esta etapa sólo se conserva un arco apuntado en pie. De todo este conjunto poco resta, lamentablemente, esperando una campaña de excavación; los únicos testimonios documentales nos lo ofrece Pascual Madoz, en su diccionario geográfico de mediados del siglo XIX; las demás referencias son testimoniales, transmitidas oralmente desde hacen quinientos años.


La Casa Eraso fue durante más de ocho siglos residencia ocasional de los reyes Felipe II y Felipe III, así como de Carlos II, que a través del paso de la Fuenfría se encaminaban a Valsaín, al palacio del Bosque, que fue pasto de las llamas en 1686. Este primer edificio, que fue construido por Gaspar de Vega, a instancias del segundo monarca de la Casa de Austria, suplicó la escasez de plazas para albergar a los monarcas y su séquito que padecía la venta de la Fuenfría. Siempre muy concurrida y asaz bulliciosa, en esta venta sitúa Cervantes a su personaje Pedro Rincón, de Rinconete y Cortadillo (de las Novelas ejemplares): “¡Yo, señor hidalgo, soy natural de la Fuenfría, lugar conocido y famoso por los ilustres pasajeros […].”


Habla una leyenda de la zona del alma condenada de un templario, Hugo de Marignac, que vaga por estos lugares y al que se había encomendado la custodia del oro que le confiaron los templarios a través de un gran maestre de la orden. Posiblemente, las ruinas del edificio tengan su origen en los cimientos de lo que dicen que fue una encomienda templaria, o un convento de los freires. Así que comenzamos los Caminos del Temple por la provincia de Segovia.


Pinos, zarzales y ortigas conforman una vegetación que ha crecido en el solar que ocupaba el edificio, recuperando la naturaleza lo que hace siglos le fue arrebatado.

En un ejemplar de la revista de la Real Sociedad Española de Arqueología (Peñalara) correspondiente al año de 1934, dentro de un apartado titulado Leyendas de Castilla, este viajero consiguió una narración sobre la cueva del Monje, próxima al lugar, que, de ser creíble, puede evidenciar la presencia de los caballeros templarios en esa zona de Guadarrama:


“El antiguo convento de Casarás, del que dan fe en nuestros días unas ruinas sin importancia, disimuladas en una revuelta de la Calzada Romana de la Fuenfría, es el eje de diversas historietas curiosas y entretenidas que perduran en nuestra sierra, y aunque se mezclan en hechos y personajes, podemos hacer la disección precisa para situarlas con la debida independencia.


El héroe de todas, Hugo de Marignac, senescal de la Orden de los Templarios, quien no obstante haber desaparecido de este mundo hace siete centurias, dícese que su ánima en pecado vaga todavía por la zona del Monasterio: justificando relatos de hazañas que le atribuyen y de las que pretenden que existen testimonios actuales.


Son chuscos o inocentes los que tal aseveran? Para que no falte la característica del momento legendario, eran días tormentosos cuando en especial se contemplaba el fantasma desorientado del monje templario, que como una centella, jinete en alba cabalgadura, cruzaba los bosques de la Fuenfría con rumbo desconocido, llevando a la grupa de su caballo efebos y doncellas raptados de las cercanías con fines de misterio y a los que cuando gritaban quejumbrosos, cubría con su manto para evitar pudieran ser oídos. Tal es la visión contemplada con estupefactos ojos por leñadores del lugar frecuentadores del monte, que observaron cuando el viento desplegaba la veste del caballero una cabeza horripilante en rojo bordado que cubría el peto de su hábito guerrero. Así le vieron desfilar los atónitos campesinos sobre magnífico caballo que en loco desboque salvaba pedreras y breñales de la ruda montaña casi sin posar sus cascos, como si rozara suavemente un tapiz mullido. (el desenlace final lo sabrán mañana viernes)

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