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miércoles, 19 de enero de 2011

Conociendo a Jesucristo: La huida a Egipto


Después de un pequeño paréntesis, la encomienda de Barcelona retoma nuevamente su actividad diaria y hoy queremos recobrar el apartado dedicado a conocer mejor la vida de Nuestro Señor Jesucristo. Para ello nos remontamos a la infancia de Jesús; ese ínfima etapa del Salvador relatada en los Evangelios.

El teólogo J.R. Porter, en su libro “Jesus Christ”, nos ayuda a desvelar ese periodo.

Deseamos desde Temple Barcelona, que su contenido haya sido de vuestro interés.

Después de que los Magos de Oriente hubiesen rendido homenaje al niño Jesús, Mateo relata que un ángel avisó a José en un sueño sobre las intenciones asesinas del rey Herodes contra su hijo (Mt 2, 13). Siguiendo las instrucciones del ángel, José tomó a su mujer a su hijo y los condujo a Egipto, donde permanecieron hasta la muerte de Herodes. El evangelista no da detalles ni del viaje ni de la vida de la familia en Egipto, y la mayoría de los eruditos dudan que el episodio descanse sobre una verdadera base histórica. Mateo relaciona la estancia en Egipto con una profecía bíblica y cita Oseas 11, 1, traduciendo directamente del hebreo: “De Egipto llamé a mi hijo” (en el Septuaginto “mi niño”).

El “hijo” es Moisés y, por extensión, el pueblo de Israel, al cual Moisés liberó de la esclavitud en Egipto. Mateo parece ser el único que toma las palabras de Oseas para referirse al Mesías, pero es probable que el evangelista sólo quisiera resaltar que la vida de Jesús repitió y recapituló los sucesos más importantes de la historia de Israel. La idea de que Cristo había estado presente a lo largo de la historia de Israel fue ciertamente habitual durante los primeros años del cristianismo (por ejemplo, 1 Cor 10, 1-4).

En el trasfondo también puede haber otras figuras bíblicas. Como más notable, Mateo probablemente intentó relacionar a José de Nazaret con su gran homónimo, el patriarca José, el cual fue salvado de la muerte al ser llevado a Egipto, haciendo posible que se cumpliera la promesa de Dios a Israel. El patriarca Abraham y el profeta Jeremías también emigraron a Egipto.

A medida que el cristianismo fue evolucionando, el creciente interés por los detalles de los primeros años de la vida de Jesús llevó a los escritores cristianos a embellecer el parco relato de Mateo del período egipcio. Estas leyendas se basan en los llamados “evangelios de la infancia”.

El relato de la vuelta de Egipto de la familia (Mt 2, 19-21) también es breve. Esta vuelta también está provocada por un mensaje angelical transmitido en un sueño y, una vez más, José es el principal protagonista. Asimismo, las palabras del ángel relacionan a Jesús con Moisés. Mateo dice que José tenía miedo de volver a Belén porque “Arquelao gobernaba sobre Judea” (Mt 2, 22). A la muerte de Herodes, su hijo Arquelao se convirtió en el “etnarca” de Judea y gobernó (4 a.C. – 6 d.C.) con tal brutalidad que los romanos lo destituyeron después de provocar una revuelta. De manera que José y su familia no regresaron a Belén sino que se dirigieron a Nazaret, Galilea, fuera de los dominios de Arquelao.

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