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miércoles, 2 de febrero de 2011

Conociendo a Jesucristo: La infancia del Mesías


Desde la encomienda de Barcelona continuamos con el apartado dedicado a comprender mejor la vida de Nuestro Señor Jesucristo. Lo hacemos recogiendo un nuevo texto del teólogo J.R.Porter de su libro “Jesus Christ”, donde esta vez nos habla con sumo detalle de la infancia de Jesús de Nazaret.

Desde este humilde rincón, deseamos que el texto sea de vuestro agrado.

Infancia de Nuestro Señor de John Rogers Herbert

Ritos de la infancia

Después de la visita de los pastores al niño Jesús, Lucas presenta dos atractivos y emotivos escenarios que manifiestan su fuerza y habilidad narrativa. Describe a los padres de Jesús como devotos judíos, meticulosos en el cumplimiento de “todas las cosas según la ley del Señor” (Lc 2, 39) en lo referente al nacimiento de un hijo varón. Los principales rituales eran los de la circuncisión, la purificación y la presentación en el Templo.

La circuncisión de Jesús se realizó ocho días después de su nacimiento, tal y como prescribe la ley judía (Lc 2, 21) y se acompañó de la imposición de nombre al niño de acuerdo con las órdenes del ángel en Lucas 1, 31.

El parto ponía a la mujer en un estado de impureza ritual que duraba cuarenta días. En Lucas 2, 22 se habla de “su” purificación, y se refiere tanto a la de María como a la de José, aunque la ley judía alude sólo a la madre.

El tiempo de purificación se completaba con una visita al Templo de Jerusalén para “la presentación” de un sacrificio animal como un acto de agradecimiento, que Lucas describe como el tipo permitido para los devotos más pobres (Lc 2, 24). Esto refleja tanto la “humildad” de María –bajo la ley judía, el sacrificio debía ser ofrecido por la madre- como expresa en el Magnificat (Lc 1, 46-55) y quizás también el interés general de Lucas por los pobres y los humildes.

Sin embargo, para Lucas, el término “presentación” se refiere principalmente a la dedicación de Jesús a su misión futura. El evangelista cita la ley, por la cual el primogénito era “llamado santo para el Señor” (Lc 2, 23). Probablemente, este pasaje está influenciado por la historia bíblica de la dedicación del niño Samuel en Silo (1 Sam 1). El tema continúa con las figuras proféticas de Simeón y Ana, los cuales debieron de ser personalidades bien conocidas. Simeón, especialmente, es llenado y guiado por el Espíritu Santo. En la canción conocida (a partir de sus primeras palabras en latín) como el Nunc Dimittis (Lc 2, 29-32) predice la universalidad del mensaje del Evangelio –una nota que se repite en toda la obra de Lucas.

La narración de Lucas del nacimiento se centra mucho más en María y este énfasis continúa en su historia de la presentación. Simeón tuvo un mensaje especial para ella (Lc 2, 34-35), el cual descubre un coro más conmovedor y sombrío que la nota triunfante del Nunc Dimittis: el niño Jesús es un signo profético, el cual “será opuesto” y su misión también traerá extremo sufrimiento a su madre.

El relato de Lucas concluye con el regreso en paz de la familia a Nazaret, Jesús creció bendecido por la gracia divina y “lleno de sabiduría” (Lc 2, 40), palabras que preparan el camino para el siguiente episodio vívido del Evangelio según Lucas.

La vida hogareña de Jesús

Excepción hecha de la Natividad y las historias de infancia de Mateo y Lucas, la información que los evangelios ofrecen sobre la infancia y juventud de Jesús o sobre las circunstancias de su vida familiar hasta su bautismo por Juan el Bautista y el inicio de su ministerio es muy escasa. Existen numerosos textos y “evangelios infantiles” que suplen la falta de detalles del escenario familiar y la crianza de Jesús, y mientras que su autenticidad es en el mejor de los casos dudosa, fueron una importante fuente de diversas tradiciones medievales.

Naciera o no Jesús en Belén, fuentes no bíblicas de los primeros años del cristianismo, como el Protoevangelio de Santiago del siglo II, aseguran que tenía ligámenes familiares con Judea. El Protoevangelio dice que María nació en Jerusalén, el lugar de origen de sus legendarios progenitores, Ana y Joaquín. En los propios evangelios, Lucas se refiere a María como pariente de los padres de Juan el Bautista, Isabel y Zacarías, los cuales vivían cerca de Jerusalén, en las tierras montañosas de Judea (Lc 1, 36; 1, 39).

Así mismo, el Protoevangelio dice que la familia de Ana tenía parientes en la región del monte Carmelo, y algunas tradiciones de los primeros cristianos, al margen de los evangelios canónicos, relacionan a Jesús con Galilea y el norte de Palestina. Según una de esas fuentes, María habría nacido en Sepphoris, una ciudad cercana a Nazaret. Algunos comentaristas han sugeriod que el hecho de que tanto a Jesús como a su madre se les invita a una boda en Caná (Jn 2, 1-2) se debe a que se trataba de una celebración familiar.

Dejando al margen este tipo de leyendas y especulaciones, se acepta universalmente que Jesús se crió en Nazaret, Galilea, y las evidencias arqueológicas de la vida en Palestina en el siglo I d.C. permiten que, hoy en día, puedan representarse varios aspectos de los primeros años de Jesús con una probabilidad razonable. Excavaciones recientes en varios lugares cercanos dan una idea del tipo de casa en la que habría vivido con su familia. Básicamente, consistiría en un patio, alrededor del cual se repartirían una serie de habitaciones de una o dos plantas, con el segundo piso sostenido por vigas de madera y al que se llegaría por una escala interior o unas escaleras exteriores. Si la casa de Jesús debía acomodar a los nueve o más miembros de la familia (padre, madre, cinco hijos y como mínimo dos hijas) probablemente debería de haber contado con un segundo piso. Los evangelios indican que entre los enseres domésticos habituales se encontraba un horno, un estante para la lámpara, un puchero o una cesta y colchones en los que dormir.

Nada se sabe directamente sobre la educación o la formación intelectual que recibió el joven Jesús. El hecho de que más adelante su formación levantara comentarios y que sus seguidores pudieran dirigirse a él como rabbi (“maestro”), sugiere que conocía bien las Escrituras hebreas tal y como se enseñaban en el judaísmo de la época. En este período, especialmente los fariseos establecieron escuelas unidas a las sinagogas locales, donde los niños aprendían a leer y escribir y recibían educación en la ley judía. Es probable que Jesús acudiera a alguna de estas escuelas: ciertamente, sabía leer y exponer un pasaje bíblico durante un servicio de la sinagoga (Mc 1, 21; 6, 2). El único episodio escrito sobre Jesús cuando eran joven, su debate con los maestros del Templo (Lc 2, 42-51), tuvo lugar cuando tenía doce años. En la práctica judía posterior, la cual podría haberse aplicado en tiempos de Jesús, un muchacho se convertía en adulto a los trece años y asumía todas las responsabilidades legales y religiosas de un varón judío. Probablemente, Lucas incluyó el episodio del Templo, bien para demostrar la precocidad de Jesús o bien como preparación para la asunción de la madurez.

En Marcos 6, 3 y Mateo 13, 55 se menciona a cuatro hermanos de Jesús: Jacobo, José (o Joses), Simón (o Simeón) y Judas (o Jude, posiblemente el autor de la epístola de Judas). Los dos evangelistas se refieren también a “sus hermanas”, pero no dan información sobre ellas. La tradición de los evangelios deja claro que durante su vida Jesús sólo vivió esporádicamente con su familia. Se dice que intentaron hacerle detener como perturbado (Mc 3, 21); el Cuarto Evangelio afirma que sus hermanos no creían en él (Jn 7, 5); y el propio Jesús comentó que un profeta no recibe honores en su tierra ni entre sus parientes (Mc 6, 4; Mt 13, 57). Sin embargo, la actitud de su familia parece que cambió, especialmente después de que Cristo ascendido se apareciese ante su hermano mayor, Jacobo (1 Cor 15, 7). En los Hechos, María, junto a sus hijos sobrevivientes, aparecen como miembros importantes de la Iglesia de Jerusalén (Act 1, 14), junto con los doce apóstoles. Los hijos son designados honoríficamente como “hermanos del Señor”.

Desde como mínimo mediados del siglo II d.C., la Iglesia resalta cada vez más el concepto de la eterna virginidad de María. Esto despertó un considerable debate teológico sobre la relación de Jesús con sus “hermanos”, la cual continua en la actualidad. Por ejemplo, se ha propuesto que más bien se trataba de hermanastros o los primos de Jesús, ya que el término “hermano” en la Biblia puede significar simplemente “pariente”.

En Marcos 6, 3, Jesús es descrito como “el carpintero” (griego, tekton) y en Mateo como “el hijo de un carpintero” (Mt 13, 55). Sin embargo, a partir de los evangelios queda claro que Jesús no practicó esta profesión, tal y como Pablo y los maestros judíos hacían habitualmente. Asimismo, se ha sugerido que, en realidad, la palabra griega para “carpintero” utilizada en los evangelios provien de un término arameo subyacente que se utiliza metafóricamente en el Talmud para designar a un erudito. Pero aquellos que se refieren a Jesús como carpintero en Mateo y Marcos, evidentemente utilizan el término en el sentido literal, ya que se preguntan cómo un simple artesano es capaz de mostrar tal erudición.

1 comentario:

  1. La Biblia es una gran herramienta para conocer
    acerca de Nuestro Señor Jesucristo, pero Dios ha dado una nueva revelación en nuestros dias llamada el "Principio Divino",en donde da a conocer muchos aspectos desconocidos acerca de las circunstancias de Su nacimiento, Su vida y misión. En oración, Dios nos puede responder acerca de la veracidad o no de esta revelación.

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