© 2009-2019 La página templaria que habla de cultura, historia y religión - Especial 'Proceso de los templarios'

lunes, 7 de marzo de 2011

Conociendo a Jesucristo: los discípulos


Desde la encomienda de Barcelona queremos abordar otro interesante texto para conocer mejor la vida de Nuestro Señor Jesucristo. Esta vez hemos recuperado del libro “Jesus Christ” elaborado por el teólogo protestante J.R. Porter.

En el nos habla sobre la tradición de los discípulos de Jesús, de suma importancia para la difusión de la doctrina de Jesucristo al mundo.

Desde Temple Barcelona deseamos que sus palabras os sean gratificantes.

La palabra “discípulo” literalmente significa “pupilo” y traduce el término griego mathetes, el “pupilo” o “aprendiz” de una doctrina de un maestro o movimientos específicos. Así pues, el Cuarto Evangelio describe a los cinco primeros seguidores de Jesús como comprometidos con el que llamaban rabbi, “maestro” (Jn 1, 37-50). Muchos de los que estaban fuertemente influenciados por las enseñanzas de Jesús también eran denominados sus “discípulos”, aunque nunca se unieron a él en su itinerante ministerio. Por ejemplo, José de Arimatea es llamado discípulo (Mt 27-57) y Nicodemo reconoce a Jesús como rabbi (Jn 3,2).

Sin embargo, el principal significado de “discípulo” en los evangelios es el de alguien que sigue a Jesús –literalmente le acompaña en su misión- y ha roto radicalmente con su estilo de vida previo con el fin de seguirle. En este sentido, Jesús no parece tanto un maestro como un carismático profeta, que realiza una llamada directa sobre cada discípulo. Algo muy parecido en las Escrituras hebreas sería la repentina llamada de Eliseo por el profeta Elías (1 Re 19, 19-21). Sólo cuando Eliseo abandona su vida como granjero se convierte en discípulo de Elías: esta historia es claramente el modelo para las escenas de los evangelios donde Jesús niega a aquellos que le piden licencia para cumplir con obligaciones familiares antes de unirse a él (Mt 8, 21-22; Lc 9, 59-60).

Los evangelios afirman que Jesús tuvo muchos discípulos, de entre los cuales eligió un grupo selecto de doce hombres. A este grupo, conocido como “los Doce”, Jesús otorgó la autoridad de exorcizar, realizar sanaciones y predicar el reino de Dios. Su número coincide con el de las tribus de la antigua Israel. Este hecho es deliberado: Jesús prometió a los Doce que su máxima recompensa, en la regeneración de todas las cosas, sería sentarse en doce tronos y juzgar a las doce tribus (Mt 19, 28; Lc 22, 30).

Los Doce formaban un grupo fijo y estable que estaba especialmente cerca de Jesús. Tras la muerte de Judas Iscariote, fue necesario añadir a otro hombre para que el número volviera a ser de doce (Act 1, 16-26). Los nuevos Doce continuaron con la obra de exorcismo, sanación y prédica.

El nombre de los Doce

En los tres evangelios sinópticos aparece una lista de los hombres que formaban los Doce (Mt 10, 2-4; Mc 3, 16-19; Lc 6, 13-16). Las listas son básicamente idénticas: Simón (llamado Pedro o Cefás) y su hermano Andrés, Jacobo y Juan, hijos de Zebadeo, Felipe, Bartolomé, Mateo (o Levi), el recaudador de impuestos, Tomás Dídimo (“el Mellizo”), Jacobo, hijo de Alfeo, Simón el Zelota y Judas Iscariote. El duodécimo apóstol es conocido como Tadeo, Lebeo o Judas hijo de Jacobo (Mt 10, 3; Mc 3, 18; Lc 6, 16). Estos nombres debían de referirse a una misma persona, ya que algunos de los primeros cristianos querían distinguirlo de Judas Iscariote. Por regla general nos viene referido como Judas Tadeo o Judas y la epístola de Judas fue escrita para él, aunque los eruditos modernos tienden a relacionarla con Judas, el hermano de Jesús.

Pedro siempre va el primero de la lista, de acuerdo con su papel principal en toda la tradición sinóptica. Su llamada por Jesús es seguida inmediatamente por la de su hermano Andrés y sus amigos Jacobo y Juan, los “hijos del trueno”. Andrés tiene poca importancia en los evangelios sinópticos, pero Pedro, Jacobo y Juan forman un trío distinguido que acompaña a Jesús en momentos especialmente significativos e íntimos, sobre todo en la Transfiguración y en Getsemaní.

El Evangelio según Juan tiene sus propias tradiciones sobre el nombre de los discípulos. Andrés tiene mucha más importancia: conduce a Pedro hasta Jesús y es nombrado como uno de los dos antiguos discípulos del Bautista (el otro nunca es nombrado, pero ésta puede ser otra velada referencia al “discípulo amado-. Asimismo, Juan menciona la llamada de Felipe, el cual a su vez presenta a un tal Natanael a Jesús, que puede ser el discípulo de Bartolomé de los evangelios sinópticos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario