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lunes, 5 de septiembre de 2011

Evangelio dominical: Estaban en acecho para ver si curaba en sábado


Desde la encomienda de Barcelona continuamos con el apartado destinado a la meditación del evangelio dominical de ayer 4 de septiembre.


A veces nos cegamos en nuestras propias convicciones y podemos reprochar a otras personas algunas situaciones que pueden darse en la vida cotidiana, sin ver el transfondo con el que están hechas.

El siguiente texto evangélico nos da buena muestra de ello y debería servirnos para ser más prudentes a la hora de pronunciarnos en contra de hechos realizados por otras gentes.


Desde Temple Barcelona deseamos que su contenido os sea ilustrativo.


Evangelio dominical del día 4 de septiembre de 2011.


“Otro sábado, entró (Jesús) en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.


Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo.


Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y quédate de pie delante de todos». el se levantó y permaneció de pie.

Luego les dijo: «Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?».


Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: «Extiende tu mano». El la extendió y su mano quedó curada.


Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.”( Lc 6, 6-11)


Reflexión


Cuando la religión pierde su humanidad, se convierte en un instrumento satánico para dominar a las personas. Los fariseos se sienten culpables por minucias pero no sienten ningún tipo de escrúpulo cuando planean la muerte de Jesús. Jesús, al igual que los fariseos, es una persona religiosa. Adoran al mismo Dios, pero los fariseos no se sienten hijos. A poco que nos descuidemos, los cristianos podemos caer en el verticalismo de los fariseos. El cristiano ama profundamente a Dios pero sabe que el mejor de los cultos es la atención al prójimo. En estos momentos duros para todos, el cristiano tiene que arrimar el hombro. Todos tenemos parte en el pecado social. Todos hemos colaborado a crear un mundo y una sociedad cada vez más insalubre.


Plegaria


Señor, Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Que no adore a dioses que no pueden salvar.

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