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lunes, 17 de octubre de 2011

Evangelio dominical: Pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios


Desde la encomienda de Barcelona seguimos con el apartado dedicado a la meditación sobre el evangelio dominical. Para ello hemos seleccionado el Sagrado Texto de ayer 16 de octubre con el fin de que su lectura sea participativa para todos los que compartimos esta humilde página comprendamos mejor el mensaje del Mesías.

“Los fariseos se reunieron entonces para sorprender a Jesús en alguna de sus afirmaciones. Y le enviaron a varios discípulos con unos herodianos, para decirle: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios, sin tener en cuenta la condición de las personas, porque tú no te fijas en la categoría de nadie. Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?». Pero Jesús, conociendo su malicia, les dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tienden una trampa? Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto». Ellos le presentaron un denario. Y él les preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?». Le respondieron: «Del César». Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios». (Mt 22, 15-21)”

Reflexión

El pasado sábado 15 de octubre, en numerosas ciudades de todo el mundo, entre ellas también Barcelona, se concentraron un gran número de personas reivindicando cambios a nivel social y económico.

¡Qué suerte la de estos grupos que pudieron manifestar sus ideas sin que se les masacrara! –cosa espantosa y repugnante-. No pueden decir lo mismo los cristianos coptos que fueron asesinados por reclamar en sus calles que el gobierno egipcio tuviese el mismo respeto hacia los cristianos como el que tienen con sus conciudadanos musulmanes.

Si verdaderamente se quieren hacer cambios que beneficien al conjunto de la sociedad, éstos deben hacerse bajo el concepto de los valores cristianos de amor y caridad hacia el prójimo, excluyendo el egoísmo y la codicia que defiende el Príncipe de la mentira. Seamos capaces de que la inspiración divina de Nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes y de esa forma podamos crear conductas justas que beneficien a todos, dando al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Plegaria

Señor, que puedan decir de nosotros que somos sinceros y vivimos conforme a tu Evangelio. Que nuestra sinceridad vaya siempre acompañada de la prudencia y de la caridad.

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