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viernes, 24 de febrero de 2012

Conociendo a Jesucristo: el camino a Jerusalén


Desde la encomienda de Barcelona seguimos con el capítulo dedicado a conocer mejor la figura tanto humana como divina de Nuestro Señor Jesucristo. Y lo hacemos recogiendo una vez más un texto del teólogo cristiano J.R. Porter de su libro “Jesus Christ”, donde esta vez nos acerca por el camino que recorre Jesús hasta la Ciudad Santa.

Desde Temple Barcelona estamos seguros que su lectura os será agradable.

Recreación de Jesús y los discípulos camino de Jerusalén.

Los evangelios sinópticos representan diversos relatos del período en el que Jesús y sus discípulos viajaron desde Cesarea de Filipo hasta Jerusalén, a través de Galilea y Jericó (Mt 17, 9-21, 11; Mc 9, 9-11, 10; Lc 9, 51 – 19, 28). Las versiones de Marcos y Mateo son bastante similares, mientras que la de Lucas es bastante distinta y mucho más larga.

En los tres evangelios, las tres predicciones de Jesús sobre la Pasión forman una sombra creciente, antes y después de la Transfiguración (Mc 8, 31, 9, 31, 10, 33-34 y paralelos). La primera predicción se sigue de una advertencia de que los discípulos de Jesús también deben estar preparados para el rechazo e incluso la muerte. Sin embargo, este sufrimiento les garantizará la última recompensa para los verdaderos discípulos (Mc 8, 34 – 9, 1 y paralelos).

Los evangelios relatan disputas sobre el liderazgo de la comunidad de seguidores de Jesús (Mc 9, 33-37 y paralelos; Mc 10, 35-45; Mt 20, 20-28). Esto condujo a Jesús a enseñar que los miembros de la comunidad cristiana deben seguir a su maestro e intentar servir más que mandar. Para pertenecer al reino de Dios deben tener la confianza incuestionable de un niño. Los niños representan al creyente ordinario, cuyo bienestar debe ser la prioridad de la comunidad (Mc 9, 42-48 y paralelos).

La preocupación por la futura comunidad de creyentes se trasluce más claramente en uno de los muchos discursos que resalta el Evangelio según Mateo (Mt 18, 1-19, 2), descrito como “un manual de disciplina eclesiástica” y que parte del mismo parece prever una situación que seguramente se produjo sólo después de la época de Jesús, como las regulaciones para resolver disputas dentro de las congregaciones (Mt 18, 15-17). Para Jesús, la sociedad e los creyentes debe caracterizarse por el perdón ilimitado (Mt 18, 21-22). La parábola del siervo desagradecido pone de manifiesto esta gran verdad (Mt 18, 23-35).

La parábola del hombre rico (Mc 10, 17-31 y paralelos) ilustra de nuevo las exigencias absolutas del reino de Dios y tanto la dureza como la recompensa eterna de ser discípulo. En Mateo, con la parábola de los viñadores se intenta resaltar el mismo punto (Mt 20, 1-16; compárese Mt 19, 30 y 20, 16).

Justo antes de la llegada de Jesús a Jerusalén se produce un episodio de sanación de uno o dos hombres ciegos en Jericó (Mc 10, 46-52 y paralelos). En este caso, Jesús es aclamado como “Hijo de David”, lo que anticipa la aclamación que le recibirá al entrar en la Ciudad Santa.

El viaje en el evangelio según Lucas

El extenso relato de Lucas del viaje de Jesús a Jerusalén (Lc 9, 51-19, 28) conforma el núcleo de este evangelio y se ha asegurado que es crucial para la comprensión de su mensaje distinto. El principal propósito de Lucas es presentar la trayectoria de Jesús como “el camino del Señor” (Lc 3, 4). Como el relato de un viaje se ha relacionado con los hechos de los Apóstoles, el segundo volumen del evangelista que recoge la expansión de la fe.

Sin embargo, las verdaderas referencias de Lucas al viajar son breves y de carácter general, muy diferente a los detallados movimientos recogidos por el mismo autor de los Hechos. No resaltan más que los que encontramos en los relatos del viaje de Mateo o Marcos, y Lucas no parece tener un conocimiento más preciso del curso de los hechos que éstos.

Como ocurre con los otros evangelios, la presentación de Lucas de esta parte del ministerio de Jesús se centra más en sus enseñanzas que en los milagros de sanación. El evangelista agrupó las tradiciones de las enseñanzas de Jesús en temas tan importantes como la oración, la riqueza y el perdón. Muchas de estas enseñanzas aparecen en los otros evangelios, pero aquí se han agrupado para crear un cuerpo de enseñanzas para los seguidores de Jesús en su misión. Al igual que Marcos y Mateo, Lucas tiene en menta la situación de la Iglesia tras la muerte de Jesús.

Además, Lucas introdujo su propia contribución al relato de este periodo de la vida de Jesús, sobre todo con conocidas e impresionantes parábolas que sólo aparecen en este evangelio: el buen samaritano, el hijo pródigo, el hombre rico y Lázaro, el fariseo y el publicano (recaudador de impuestos) y muchas otras.

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