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lunes, 26 de marzo de 2012

Evangelio dominical: El grano que muere da mucho fruto.


Desde la encomienda de Barcelona queremos compartir un lunes más la reflexión del evangelio dominical de ayer 25 de marzo.

Desde Temple Barcelona deseamos que la meditación del Evangelio, os sea agradable.

“Entre los que habían subido para adorar durante la fiesta, había unos griegos
que se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le dijeron: "Señor, queremos ver a Jesús".
Felipe fue a decírselo a Andrés, y ambos se lo dijeron a Jesús.
El les respondió: "Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.
Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto.
El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre.
Mi alma ahora está turbada, ¿Y qué diré: 'Padre, líbrame de esta hora'? ¡Si para eso he llegado a esta hora!
¡Padre, glorifica tu Nombre!". Entonces se oyó una voz del cielo: "Ya lo he glorificado y lo volveré a glorificar".
La multitud que estaba presente y oyó estas palabras, pensaba que era un trueno. Otros decían: "Le ha hablado un ángel".
Jesús respondió: "Esta voz no se oyó por mí, sino por ustedes.
Ahora ha llegado el juicio de este mundo, ahora el Príncipe de este mundo será arrojado afuera;
y cuando yo sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí".
Jesús decía esto para indicar cómo iba a morir.” (Jn 12, 20-33)

Reflexión:

Esta vez el discípulo amado nos habla de la paradoja que sucede cuando un grano que se arroja a la tierra, al morir acaba dando fruto. Pues bien, Jesús nos indica con esta expresión que cuándo muera en la cruz, derramando su sangre. Su muerte no será en vano, pues no sólo acabará resucitando, sino que gracias a ese extraordinario suceso, personas de todo el mundo creerán en su Palabra, porque la Palabra, al igual que los hechos, proceden del Padre. Vienen de Dios.

Gracias a Jesús, la muerte no es el final, sino el principio para la germinación de una nueva experiencia, la Vida eterna.

Plegaria:

¡Señor!, No permitas que sólo creamos, por el mero hecho de haber escuchado o visto. Ilumina nuestra mente para que podamos percibirte aunque nuestros oídos no puedan escuchar o nuestros ojos no puedan ver. Te pedimos que cuando nuestro cuerpo perezca, hagas que nuestra alma acuda a Ti para vivir eternamente en paz.

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