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viernes, 27 de julio de 2012

Nos vamos de vacaciones




Queridos lectores, os escribimos esta vez para comunicaros que por motivos de periodo vacacional, la página estará inactiva hasta la última semana del mes de agosto, donde volveremos con más temas que seguro serán de vuestro interés.

Son tiempos de exigentes cambios y de grandes sacrificios, por eso se hace necesario más que  nunca el desconectar de la rutina para buscar lugares y sensaciones que nos aporten calma y serenidad para afrontar los días venideros.

Queremos dejar atrás la irritación que produce conocer las andanzas de sinvergüenzas, desprovistos de toda moral, ver cómo intentan desestabilizarnos y aprovecharse del prójimo utilizando el buen nombre de la Orden del Temple. También queremos olvidarnos del oscurantismo político y financiero que hemos ido alimentando entre todos y que ha transformado a nuestra sociedad en gentes individualistas, seres mayoritariamente alejados de las inquietudes solidarias que antaño heredamos de nuestros mayores.

Pero debemos continuar siendo tremendamente positivos y servir con fe y honradez a Nuestro Señor, a Aquel que dio su vida para el perdón de nuestros pecados. Su sacrificio no fue en balde, porque millares y silenciosos soldados de Cristo con la ayuda del Altísimo, siempre estarán dispuestos a socorrer a los que más lo necesiten. En donde parece no existir ninguna esperanza, en ese preciso lugar, Dios tiende su mano. Donde halla alguna esperanza, ahí es donde nosotros como buenos cristianos, debemos ofrecer la nuestra.

Os deseamos que paséis unas buenas vacaciones y gocéis de un meritorio descanso.

Fotografía del Pirineo catalán, el Ripollès, Girona.

jueves, 26 de julio de 2012

Conociendo a Jesucristo: Hijo de Dios



Desde la encomienda de Barcelona proseguimos con el apartado destinado a conocer mejor la vida y naturaleza de Jesús de Nazaret. Esta vez, el teólogo J.R. Porter nos habla en su libro “Jesus Christ” sobre las interpretaciones que de Él tenemos gracias principalmente a los evangelios y también del contenido de los textos del Antiguo Testamento.

Desde Temple Barcelona deseamos que disfrutéis de su cálida lectura.

Representación de la Santísima Trinidad donde se reconoce la filiación de Jesús con el Padre.

La afirmación de que Jesús es el Hijo de Dios ha sido central para la fe cristiana desde los primeros tiempos, tal y como demuestra el Nuevo Testamento. En ningún pasaje de los evangelios aparece el título en boca de Jesús, pero su costumbre de dirigirse a Dios como su Padre no implica sólo que se veía a sí mismo como un hijo de Dios, sino que se percibía a sí mismo como Hijo de Dios en un sentido especial.

En los evangelios, Jesús habla en dos ocasiones de sí mismo como “el Hijo” en referencia a Dios como su Padre, pero los entendidos con frecuencia discuten sobre si estos ejemplos pueden considerarse palabras auténticas de Jesús. En el primer pasaje, Jesús afirma que “ni aún los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo” saben cuándo llegará “el final”, sino sólo el Padre (Mc 13,32; Mt 24, 36). Es probable que se trate de palabras realmente pronunciadas por Jesús, ya que es improbable que los primeros cristianos hubieran inventado una declaración así de ignorancia por su parte, colocándose a un nivel inferior a Dios. La frase “ni el Hijo” se omite en muchos de los manuscritos primitivos del Evangelio según Mateo, lo que parece apoyar la idea.

En el segundo pasaje, Jesús dice que sólo el Hijo conoce al Padre y sólo el Padre conoce al Hijo (Mt 11, 27; Lc 10, 22). Aunque es posible que las palabras, tal y como han llegado a nosotros, fueran elegidas por la Iglesia primitiva, es probable que se basaran en una declaración auténtica con la que Jesús habría confirmado su especial intimidad con su Padre celestial.

La parábola de los viñadores infieles (Mc 12, 1-11 y paralelos) alcanza su clima cuando el terrateniente ausente envía a su hijo a cobrar sus deudas de los obreros del viñedo. Todos los entendidos están de acuerdo en que la parábola es una alegoría, y que el terrateniente representa a Dios, el viñedo a Israel y el hijo a Jesús. En este caso, Jesús habla de sí mismo como Hijo de Dios en un único sentido. Los seguidores de Jesús deben convertirse en hijos de Dios (Mt 5, 45; Lc 6, 35), pero ellos disfrutan de esta condición porque siguen las enseñanzas y el ejemplo de Jesús: él es el primer y verdadero Hijo de Dios en un único sentido. Con frecuencia, las Escrituras hebreas describen al pueblo de Israel como hijos de Dios (Ex 4, 22; Jer 31, 20) y en escritos posteriores el israelita recto es específicamente hijo de Dios (Si 4, 10; Sb 2, 17-18).

Probablemente, el bautismo de Jesús resultó significativo para su comprensión de sí mismo, cuando fue dotado con el Espíritu Santo y la voz celestial le proclamó, por primera vez, “Mi Hijo, el Amado”. De esta manera, según los evangelios, el verdadero carácter y vocación de Jesús le fueron revelados y se pusieron a prueba con su encuentro con el diablo.

El hijo mesiánico

El término de “Hijo de Dios” está estrechamente relacionado con el título de “Mesías” (Mt 16, 16; 26, 63; Mc 14, 61; Lc 22, 67-70). En las Escrituras hebreas el monarca reinante era llamado Hijo de Dios (Sal 2, 7; 2 S 7, 14), pero en tiempos de Jesús, este tipo de referencias se entendían como referidas a un futuro descendiente del rey David: el Mesías.

La declaración de Dios en los Salmos 2, 7 (“Mi hijo eres tú, yo te engendré hoy”) era especialmente significativa para los primeros cristianos (Act 13, 33), y Marcos y Lucas repiten estas  palabras en sus relatos sobre el bautismo de Jesús (Mc 1, 11; Lc 3, 22). Servía como una fórmula por la que Dios adoptaba a una persona como hijo suyo, y también se refleja en la narración de Lucas de la Natividad, donde el futuro niño será una figura real, que Dios designará como “el Hijo del Más Alto” o el “Hijo de Dios”, y recibirá “el trono de su antepasado David” (Lc 1, 32; 35).

El título de “Hijo de Dios” es especialmente caracterizado del Cuarto Evangelio, donde se relaciona también con el reinado de Israel y otros conceptos mesiánicos (Jn 1, 49; 11, 27; 30, 31). Pero el evangelista lleva la idea mucho más lejos. La filiación divina de Jesús es completamente única (Jn 1, 18). Es una entidad preexistente que siempre ha estado con el Padre (Jn 13, 3), desconocido para el mundo hasta que fue revelado en su encarnación (Jn 6, 42). Este concepto es comparable con algunas creencias judías de la época de que el Mesías permanecería oculto en el Cielo hasta que se revelara en la Tierra.

Para Juan, Jesús no es simplemente adoptado como retoño de Dios sino que es literalmente su hijo, “igual a Dios” (Jn 5, 18), con el que comparte su divinidad y ejerce total autoridad divina (Jn 3, 35-36; 17, 10). Jesús lo expresa inequívocamente: “Yo y el Padre una cosa somos” (Jn 10, 30).

miércoles, 25 de julio de 2012

No a “Eurovegas”



Desde la encomienda de Barcelona queremos compartir una noticia publicada en la página de Forum Libertas donde más de 25 científicos de Cataluña se muestran contrarios a la instalación del proyecto Eurovegas en Barcelona.

Por la estratégica ubicación geográfica de la ciudad condal en un clima benigno prácticamente durante todo el año (17 ºC de media), la hacen una candidata atractiva para los negocios turísticos. Si además le sumamos la crisis político-financiera por la que también atraviesa el gobierno de la Generalitat -existe un enorme agujero en las arcas públicas catalanas provocado principalmente por los excesos y el despilfarro del pasado-, no hay dinero público suficiente en Cataluña que garantice a sus ciudadanos una buena calidad de vida. Como también el nivel de vida durante estos últimos veinte años ha subido tanto que el incremento de los sueldos y también el de impuestos, ha desencadenado que numerosas empresas internacionales hayan abandonado Cataluña para instalarse en otras zonas más rentables, en cuanto a costes fijos se refiere, esto a su vez ha logrado un mayor aumento del desempleo y por tanto que las instituciones públicas ingresen menos dinero.

La desesperación y el caos económico han llevado al gobierno de la Generalitat de Catalunya a interesarse por la posibilidad de crear ingresos en sus arcas a corto plazo gracias al negocio del juego. Pero sr. Artur Mas, existe una cosa que se llama ética, y el Estado debe velar por los intereses de sus ciudadanos. Utilizar el “vicio del juego”, arruinando a personas que se dejan su patrimonio en estos antros de mal vivir, no es ningún consuelo aunque traigan puestos de trabajo. Más bien es dejar “al azar” la suerte de nuestra tierra, porque no se engañe, los vicios traen perversión y con la perversión llega también la degeneración y la corrupción. Hablando de corrupción, ¿para cuándo va ha deshacerse de los “chupópteros” de cargos designados a dedo y recortarse los sueldazos? Quizás esa decisión aunque sea dolorosa para usted, menos lo será para el conjunto de la sociedad catalana.

Mientras se lo piensan, les aconsejo que lean la noticia en cuestión.   

ForumLibertas.com

Cada vez se entiende menos el empecinamiento del Gobierno de la Generalitat por llevar Eurovegas a Cataluña, a pesar de que cada vez son más las voces que se alzan contra ese proyecto advirtiendo de que las ventajas no compensan los inconvenientes, entre ellos el incremento de las adicciones al juego y la prostitución.


Los últimos en manifestar su oposición a Eurovegas han sido veinticinco científicos de primera línea de Cataluña, que han expresado su ‘no’ al proyecto mediante un escrito dirigido el pasado 20 de julio al consejero de Economía de la Generalitat, Andreu Mas Colell.

En la carta, aunque reconocen “el enorme esfuerzo que hace el Gobierno de Cataluña, en un contexto de crisis económica como el actual, por mantener la financiación a la investigación”, se manifiestan “perplejos por el apoyo” de ese Gobierno “al proyecto Eurovegas”.

Un modelo “miope y fracasado”

“Se trata de un proyecto que promueve un modelo de crecimiento miope basado en el turismo de baja calidad y la especulación inmobiliaria. Un modelo fracasado y que no augura un futuro próspero a Cataluña”, añaden en el escrito.

Critican también los científicos en su carta que la instalación de Eurovegas en las proximidades de Barcelona requerirá la modificación de leyes y normativas “en una demostración de subordinación de los intereses generales a los particulares insólita en una sociedad democrática”, en referencia a los cambios legislativos solicitados por Adelson.

Al mismo tiempo, advierten que “el proyecto comporta la destrucción de un lugar de interés natural, ecológico y agrícola singular”, que “ya ha despertado la alarma de muchos científicos y naturalistas en todo el mundo”.

“Que un espacio de este valor sea ofrecido a la voracidad de la especulación inmobiliaria seria simplemente inimaginable en cualquier otra sociedad desarrollada de Europa”.

Por otra parte, todos los firmantes de la carta son receptores de financiación del European Research Council, un organismo de la Unión Europea que identifica los mejores investigadores que trabajan en Europa y les destina una subvención especial. La mitad de los firmantes son extranjeros.

La mayoría de los firmantes trabajan en centros impulsados por el propio Mas-Colell, en su etapa de gobierno anterior. El consejero también fue secretario general del European Research Council en 2009 y 2010.

martes, 24 de julio de 2012

Templarios en las tierras del río Ebro: Benissanet



 Desde la encomienda de Barcelona proseguimos con los capítulos destinados a conocer mejor los asentamientos templarios en los parajes del río Ebro. Es muy sabido que el reino de Aragón tuvo una gran presencia de templarios que influyó positivamente en el desarrollo social y económico de estas zonas habitadas por el Temple.

Esta vez nuestro querido amigo D. Jesús Ávila Granados, nos sugiere adentrarnos por una humilde población, que albergó a la orden del Temple en su término. Para ello hemos seleccionado un capítulo de su libro “Templarios en las tierras del Ebro”, donde nos invita a disfrutar de sus paisajes y fiestas populares.

Fotografía de la torre de Cervelló.


Ribera d’Ebre, Tarragona

Benissanet, sobre la ribera derecha del Ebro, en el centro meridional de la comarca, a medio camino entre Miravet y Ginestar, es una población con una larga historia. Las primeras referencias se remontan a la antigüedad, con una villa romana, sobre la cual, después de la conquista árabe del territorio (714), se levantó una alquería para la explotación agraria, tradición que se ha mantenido hasta nuestros días. Los primeros pobladores eran gentes bereberes, de la tribu Banu Zanàta, de los cuales deriva el nombre de la población. Después de la conquista cristiana, los templarios tomaron posesión, el 1153, de este agradable lugar, que dependía del Bailiazgo de Miravet, no obstante esto, no alteró la actividad de la comunidad morisca, que se dedicaba a las tareas agrarias, a la recolección de la miel y a la alfarería. El viejo torreón de Almucatén –desaparecido lamentablemente- era el bastión defensivo del interior de la villa.

La herencia templaria de Benissanet es notable; la iglesia parroquial de Sant Joan Baptista, que, destruida durante la guerra civil, sirvió de cimiento para la actual,  levantada en 1939. Como pueblo típicamente islámico, conserva algunos de sus arrabales históricos: de los Canteros y del Calvario; quedan lienzos de la muralla andalusí, de ladrillo y piedras de río. También se conserva el grau (puerto fluvial) del Temple, conocido actualmente como un Embarcadero. La cruz de término es también templaria, así como el olivo milenario, en el interior del núcleo urbano. A pocos metros, se encuentra la fuente Grande, decorada con el escudo de la villa.

El santuario de la Madre de Dios del Pilar –antes llamada de Santa Bárbara- se encuentra en poniente del pueblo; al lado opuesto, la ermita de San Roque. También merece una visita la balsa Blanca, un paraje natural de gran riqueza ecológica. Pero no abandonéis Benissanet sin antes ver el interesante museo de instrumentos musicales de Josep Serra i Castellví, con más de 300 piezas procedente de todo el mundo (cierra lunes y martes; visitas en grupo concertadas).

La torre de Cervelló

Dentro del municipio de Benissanet, en la parte llamada de Salvaterres, a 312 metros de altitud, se alza la torre de Cervelló, a la cual se llega siguiendo la tradicional senda del camino de la Vall de la Torre. Las singulares características de este torreón, de planta rectangular (almenas en la parte superior y verticales saeteras en los muros), confirman el papel militar de esta construcción, que tenía como misión el control del camino que, desde Miravet, enlazaba el poderoso Bailiazgo con Gandesa, Horta de Sant Joan, Ascó y otras influyentes plazas templarias de la zona.

Aunque construido por andalusíes, visto que no veíamos piedras sueltas en su realización, sino que los bloques estaban unidos a conciencia con argamasa –el cemento medieval-, podríamos decir que esta obra fue utilizada por el Temple, porque, además, la referencia documental de que se dispone (año 1248) coincide con el período de mayor esplendor de los templarios en la zona. Tiene 12 metros de altura y 25 m² de superficie, y contó con cuatro plantas; el grueso de los muros oscila entre 85 y 90 centímetros, y la puerta de acceso está situada a 3 metros del suelo.




lunes, 23 de julio de 2012

Evangelio dominical: Eran como ovejas sin pastor y les enseñó largo rato.




Desde la encomienda de Barcelona os invitamos a compartir en la distancia la meditación sobre el evangelio de ayer domingo 22 de julio, Día del Señor, en fraterna comunidad.

Desde Temple Barcelona estamos seguros que estas sagradas palabras nos serán de gran ayuda.

“Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.” (Mc 6, 30-34)

Reflexión:

Esta vez el evangelista Marcos nos explica cómo los seguidores de Jesús obedeciendo sus preceptos enseñaban a las gentes la “buena nueva”. Jesús contento y agradecido por el buen trabajo de los apóstoles les manda descansar a un lugar desierto. Pero el resultado fue otro, porque al reconocerles muchas personas les siguieron porque deseaban aprender, tenían sed de conocer. Jesús en un acto de misericordia hacia la muchedumbre y también a sus discípulos, toma la iniciativa de predicarles la doctrina del Padre.

Esto nos demuestra la grandeza de Jesús a la hora de tomar decisiones. Continuó premiando a los suyos, dejando que descansasen sus discípulos para ser Él mismo quien les ofrece una clase magistral a la muchedumbre. Es así como nuevamente inculca a los suyos los valores del esfuerzo y la caridad hacia el prójimo.

Plegaria:

¡Señor! Ilumínanos para que podamos entender tu mensaje y de esa forma que tengamos fuerza y decisión para ayudar a nuestra comunidad. 

viernes, 20 de julio de 2012

Padre Gabriele Amort: Una vida consagrada a la lucha contra Satanás




Desde la encomienda de Barcelona volvemos a retomar el apartado dedicado a conocer las influencias tan negativas que pueden intentar llevar a cabo fuerzas demoníacas. El objetivo principal del Príncipe de este mundo, no es otro que el de alejar a las personas de Dios para reservar las almas humanas a una esclavitud permanente.

Desde Temple Barcelona os invitamos a que conozcáis de primera mano las experiencias del exorcista más mediático del momento, el padre Amorth, donde gracias a un nuevo texto de su libro “Memorie di un esorcista-La mia vita in lotta contro Satana”, nos explica de manera llana, el por qué es necesario llevar una vida ordenada y en Cristo.

Un cambio radical

Don Gabriele, el cardenal Paletti lo nombró exorcista en 1986, y lleva usted más de veinte años librando esta dura batalla. ¿Cómo cambió su vida ese hecho?

La cambió radicalmente. Para empezar, antes escribía mucho. Era director de Madre di Dio, la revista mensual mariana de la Sociedad San Pablo; lo fui duramente muchos años. Podríamos decir que mi especialidad es la mariología. Pero, a partir de 1986, mi vida cambió radicalmente y empecé a dedicarme de forma exclusiva a practicar exorcismos. Y, como veo que hacen muchísima falta y hay pocos exorcistas, trabajo siete días a la semana, mañana y tarde, incluso en Navidad y en Semana Santa. Es decir, que no haga nada más, excepto algún sermón a grupos grandes, sólo grupos grandes, sobre todo grupos de Renovación Carismática, o de Medjugorje (los dos movimientos a los que me dedico). Y, una vez al mes, doy una conferencia en Radio María, con preguntas y respuestas, de seis a siete y media de la tarde, una hora y media, el segundo miércoles de cada mes. Hace dieciséis años que doy esta especie de conferencia y veo que la gente aún no se ha cansado, aunque mi tema siga siendo el mismo: los exorcismos. Está claro que a la gente le interesan estas cuestiones, porque aprende de ellas. Recibo muchas cartas y llamadas de agradecimiento. Me hacen gran cantidad de preguntas; y muchos me dicen: “Nunca consigo hacerle mi pregunta”. Hablo tres cuartos de hora; luego empiezan las llamadas con las preguntas. Y me doy cuenta de que, frente al gran silencio sobre el diablo, que a menudo procede de la misma Iglesia, los fieles y la gente corriente tienen un profundo deseo de saber.

En definitiva, fue un cambio radical, increíblemente radical. Hace años se me conocía como mariólogo (o mareólogo, vaya usted a saber…) y ahora soy conocido como exorcista. Sobre todo porque, al ver que había pocos exorcistas, se me ocurrió escribir libros y, por el éxito que han tenido, yo diría que la Virgen bendijo mi idea. Mi primer libro, Habla un exorcista, lleva veintiuna ediciones en Italia y ha sido traducido a veintitrés idiomas. Un éxito mundial, que me ha hecho famoso en el mundo entero. Me invitan a todos los países. En Polonia me dicen: eres muy famoso en Polonia. En Brasil: eres muy famoso en Brasil. Y lo mismo en Estados Unidos, etcétera. Y soy famoso por mis libros, porque nunca he ido a esos lugares, ni voy a ir; tengo demasiado trabajo en Italia.

Luego se me ocurrió fundar la Asociación de Exorcistas. Primero sólo era nacional, pero luego se hizo internacional. En la primera reunión éramos doce; fue en 1991, en la iglesia de los Santos Pedro y Pablo, aquí, en Roma. A esa primera reunión me hubiera gustado que asistiera el padre Candido. Amantini, que entonces aún vivía. Pero no, no me vio con fuerzas. El caso es que fuimos doce. Al año siguiente ya éramos más, y al siguiente el número había aumentado mucho. En 1994 la Asociación se hizo internacional, ya que asistían muchos curas extranjeros. Ahora soy presidente emérito de la Asociación, porque, después de varios años y de haber organizado diez congresos, pensé: mejor que el cargo sea rotativo. Ahora el presidente es Giancarlo Gramolazzo, aunque los miembros me nombraron presidente honorario vitalicio. Ya ve, tras unos años ejerciendo el oficio de exorcista, se me ocurrió fundar la Asociación Internacional. Y creo que la buena acogida que ha tenido, y el número siempre creciente de miembros, demuestran que el Señor ha bendecido esta iniciativa, haciéndola suya.

Cómo exorcizar un drama

El marido es médico dentista, la mujer, ama de casa y muy inteligente; tienen dos hijas. En casa de esta familia ocurrían fenómenos extraños: ruido de pasos, presencias no identificables, golpes muy violentos, luces que se encendían y apagaban solas, lo mismo que el televisor y la radio, y objetos que se movían solos. En un punto del dormitorio hacía un frío intenso, como en una nevera.

En determinado momento, la mujer empieza a sentir dolores agudos en el estómago y la cabeza, acompañados de reacciones violentas y de un intenso odio a su marido. Un día, tras comer en un restaurante, vuelve a casa obsesionada con unos supuestos ataques sexuales del camarero, que le ha regalado un frasco de perfume. Todo es motivo de pelea con su marido, y persisten los sentimientos de odio y venganza.

Marido y mujer habían asistido a varias clases y reuniones de Nueva Era (New Age) y estaban a punto de llegar al estadio de espíritus guía; al mismo tiempo, participaban en un grupo de Renovación en el Espíritu. Resultado: la mujer está cada vez más deprimida; intenta matar a su marido y luego suicidarse; sin ningún motivo, pasa del llanto desesperado a la risa insensata.

Cuando vinieron a verme, les sugerí que, para empezar, debían confesarse, comulgar y pedir sincero perdón. Además de romper el contacto con Nueva Era, les aconsejé que interrumpieran temporalmente las sesiones con el grupo de Renovación, ya que los ejercicios de introspección para alcanzar el discernimiento causan inquietud y desmoralizan. Les recomendé que siguieran un camino de fe sencillo y personal, con una relación más directa con el Jesús Eucarístico, y que, entre semana, asistieran a alguna misa con comunión, adoración y bendición eucarística al término de las funciones. En casa, les aconsejé rezar el rosario y el exorcismo de León XIII (en su versión breve y traducida), así como beber agua y óleo exorcizados.

Después exorcicé la casa, eliminando todas las muñecas, figuras y máscaras orientales de sus hijas. También empecé a exorcizar a la mujer. Durante las sesiones, hablaba: “Somos Alef y Alimai. Satanás nos ha entregado a esta mujer. Es nuestra, no te la daremos, aquí estamos bien”.

Tras retomar la vida cristiana, tras el perdón y cinco exorcismos, la situación cambió radicalmente. Han cesado los ruidos, las peleas, por la noche duermen. La mujer ya no está obsesionada con el camarero, y su espíritu de venganza casi ha desaparecido.

Creo que, por fin, viven en paz. También están siendo muy efectivos los exorcismos breves por teléfono; confío en que pronto la liberación será total.

jueves, 19 de julio de 2012

Crisis identitaria



Desde la encomienda de Barcelona volvemos con un capítulo más para indagar en aspectos importantes a la hora de conocer mejor la historia del Temple.

Para ello hemos seleccionado un capítulo escrito por el catedrático en historia, Alain Demurger, extraído de su obra “Vie et mort de l’ordre du Temple”, donde esta vez nos explica los problemas que tuvieron que pasar los templarios antes de ser aceptados por la Iglesia.

Desde Temple Barcelona, deseamos que su contenido os sea provechoso.

¿Conciliar el ideal del monje y el del caballero? La regla de 1128 lo consigue, al menos en el plano teórico. Pero aun siendo el fruto de diez años de experiencia, ¿responde a todas las preguntas que se plantean sobre el terreno, en Jerusalén, los hermanos de la milicia de Cristo? Desde luego que no. El célebre texto de san Bernardo De laude novae militiae (o Elogio de la nueva milicia) debe comprenderse como una respuesta a los dolorosos interrogantes de una comunidad en crisis de identidad.

Para analizar esta crisis, hay que convencerse de que el hermano de la milicia de los pobres caballeros de Cristo –así se autodenomina el Temple- no es un soldadote que esconde la negrura de su alma bajo la bella capa blanca del Cister. Naturalmente, más tarde, se mostrarán menos exigencias en el reclutamiento, pero, en 1130, el Temple no equivale todavía a la Legión extranjera. Dicho esto, supondría un exceso semejante no ver en los templarios más que cistercienses militarizados, cuyo ideal sería el más que un entreacto en una existencia esencialmente ascética”. ¿Monje o soldado? No, monje y soldado. Y ahí está el problema.

Hugo de Payns permanece lejos de Oriente durante tres años, de 1127 a 1130. allí se han quedado los templarios, enfrentados a una tarea abrumadora. Tal vez con mayor frecuencia de lo que desean, se ven obligados a recurrir a las urnas, a combatir, a matar. ¿Están seguros de que todos los bandidos y saqueadores a los que matan son infieles? Algunos cristianos indígenas les acompañaban. ¿Reconocerá Dios a los suyos? Estas palabras, pronunciadas durante el saqueo de Béziers al comienzo de la cruzada contra los albigenses, no tienen vigencia en 1130. ¿Están en su derecho? La cuestión atormenta a los templarios. En 1129, combaten por primera vez como verdaderos soldados. Derrotados, sufren pérdidas sensibles, duran prueba moral cuando no se ve venir nada de Occidente, a pesar de los esfuerzos de Hugo y sus compañeros.

Esta crisis de conciencia afecta mucho más aún a los templarios porque saben que su elección, pese a ser alentada por las principales autoridades religiosas, no se aprueba por unanimidad. Incluso dentro de la Iglesia, hay quien se inquieta por la “nueva monstruosidad” que supone la milicia de Cristo. Jean Leclercq, interrogándose sobre la actitud de san Bernardo con respecto a la guerra, cita la opinión de un cisterciense, Isaac de Stella: “Cuando una cosa se puede hacer legalmente, ¿no nos sentiremos tentados a hacerla por placer?”. No condena, pero duda.

He ahí otro texto revelador de las preguntas que se formulan a ciertos medios, la carta que Guigues, prior de la Gran Cartuja dirigió a Hugo, probablemente en 1128:

         En verdad, no podemos exhortaros a las guerras materiales y a los combates civiles; tampoco somos aptos para inflamaros por la lucha del espíritu, nuestra ocupación diaria, pero deseamos al menos advertiros que penséis en ella. En efecto, es vano atacar a los enemigos exteriores si no dominamos primero nuestros enemigos del interior… Hagamos primero nuestra propia conquista, amigos muy amados, y podremos después combatir a nuestros enemigos del exterior. Purifiquemos nuestras almas de sus vicios, y podremos después purgar de bárbaros la tierra.

Un poco más adelante, Guigues cita la Epístola a los Efesios:

“Pues no es contra adversarios de carne y hueso contra los que tenemos que luchar –está escrito en el mismo lugar-, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal que pueblan los espacios celestes” (Ef. 6, 12), es decir, contra los vicios y sus instigadores, los demonios.”

Sensible a estas reticencias e informado de las dificultades de sus hermanos en ultramar. Hugo de Payns contraataca.

Se dirige en primer lugar a los templarios. En un manuscrito conservado en Nimes, se incluye una carta escrita por un tal Hugo Peccator a sus hermanos milities Christi. Dicha carta aparece en el manuscrito encuadrada por una versión de la regla del Temple y una copia de De laude de san Bernardo. La carta fue atribuida primero a Hugo de Saint-Victor. Jean Leclercq, basándose en sus concomitancias evidentes con el De laude, quiso ver en ella un texto de Hugo de Payns. Un estudio reciente de Joseph Fleckenstein pone de nuevo en duda esta identificación. En su opinión, el autor de la carta es demasiado ducho en derecho canónico para que se le pueda confundir con Hugo de Payns. Hecha esta salvedad, las preocupaciones de Hugo Peccator coinciden con las del maestre del Temple, que concedió su aval a la carta.

El texto dice en sustancia que algunos reprochan a los caballeros de Cristo su “profesión armada”, actividad perniciosa, incapaz de conducirles a la salvación, puesto que les aparta de la oración. Tales reproches, que conmueven a los templarios y hacen nacer dudas en su corazón, son infundados, una astucia del Maligno. Hay que rechazar las dudas, signo de orgullo. Humildad, sinceridad, vigilancia…Han de atenderse a sus deberes sin dejarse turbar. La finalidad de la orden es luchar contra los enemigos de la fe en defensa de los cristianos.

En resumen, el texto está destinado a mantener el fuego sagrado. Y quizá también a salvaguardar el rebaño de la influencia perniciosa de ciertos espíritus fuertes.

Pero Hugo de Payns no se detiene ahí. Está en juego la legitimidad de la orden, diez años después de su creación…Se vuelve entonces hacia san Bernardo, la figura más eximia de la cristiandad. Bernardo responde a su amigo mediante el justamente célebre De laude:

         Por tres veces, salvo error de mi parte, me has pedido, queridísimo Hugo, que describa un sermón de exhortación para ti y tus compañeros […]. Me has dicho que supondría para vosotros un verdadero consuelo que os aliente con mis cartas, puesto que no puedo ayudaros con las armas.

Para medir la evolución de Bernardo, conviene recordar su actitud, más que reticente, cuando el conde de Champaña entró en el Temple en 1126. Todavía en 1129, Bernardo escribe al obispo de Lincoln (Inglaterra), dándole noticias de un canónigo de la catedral que, en su camino a Jerusalén, ha hecho un alto definitivo en Clairvaux:

Vuestro amado Felipe, que había partido hacia Jerusalén, ha hecho un viaje mucho más corto y ha llegado al término al que tendía […]. Ha echado el ancla en el puerto mismo de la salvación. Su pie pisa ya las piedras de la Jerusalén santa y adora a su gusto, en el lugar en que se ha detenido, al que iba a buscar en Éfrata, pero que ha encontrado en la soledad de nuestros bosques […]. Esta Jerusalén aliada a la Jerusalén celeste […] es Clairvaux.

Está bien claro. La retirada del mundo propia del monje lo supera todo, incluso la cruzada.

Bernardo ha conocido y apreciado a los templarios en el concilio de Troyes. Sus relaciones personales con Hugo de Payns –su tío, Andrés de Montbard, es uno de los nueve fundadores de la orden- influyeron en este sentido. Pero la calidad de la fe que descubrió en aquellos hombres fue, a mi entender, determinante. Además, como hijo sumiso de la Iglesia, san Bernardo no puede contrariar la voluntad del papa, favorable al desarrollo de la orden. Admite, pues, la existencia de dos vías para alcanzar Jerusalén, a la vez ciudad terrestre y ciudad celeste: la guerra santa, el retiro monástico.

Al término de una profunda reflexión sobre las ideas de guerra justa y guerra santa, redondeará las ideas tradicionales sobre la teología de la guerra, sobre la cruzada, guerra defensiva y, por consiguiente, justa, sobre la violencia, que hay que reducir al mínimo, sobre la intención recta. Añade una reflexión nueva sobre el misterio de la muerte. Presente en la guerra, la muerte se orienta hacia otra cosa que sí misma, hacia el encuentro de Dios. El caballero, no sólo no ha de temerla, sino que debe desearla, ya que su salvación será más segura si le matan que si mata. San Bernardo, llega con esto al núcleo de la idea de cruzada. Había quien emprendía el Santo Viaje sin esperanzas de regreso, para ver Jerusalén, es decir, el sepulcro de Cristo, y morir.

La composición del De laude señala, por lo tanto, una etapa importante en el pensamiento de san Bernardo, evolución que le conducirá a predicar la segunda cruzada en Vézelay.

miércoles, 18 de julio de 2012

La Iglesia debe predicar la justicia y la verdad




Desde la encomienda de Barcelona hemos recibido del Servicio de Información Vaticana (VIS) unas reflexiones del Santo Padre, Benedicto XVI, donde invita a toda la comunidad católica a continuar predicando la justicia y la verdad.

Sería muy fácil exigir a la Curia que siempre fuesen justos y aireasen toda verdad por dolorosa que esta fuere. Pero, ¿y los que somos laicos y profesamos la fe de Ntro. Señor, acaso no somos igual que aquéllos que eligieron el sacerdocio como modo de vida y deberíamos no sólo hablar de justicia y verdad sino practicarlas? Se me ocurre que no debemos exigir a la Iglesia institucional aquello que tanto nos cuesta practicar a un buen número de cristianos. Honremos al Señor intentando ser justos y veraces ante los ojos de nuestros hermanos y ante aquellas personas que todavía no creen en el mensaje de Jesucristo. El Altísimo se encargará del resto.

Ciudad del Vaticano, 15 de julio de 2012 (VIS).-Benedicto XVI visitó esta mañana la ciudad italiana de Frascati, cercana a su residencia estival de Castel Gandolfo. El beato Juan XXIII estableció en 1962 que los cardenales suburbicarios de esa diócesis mantuviesen el título de la misma, mientras la atención pastoral se confiaba a un obispo residencial. El titular es actualmente el cardenal Secretario de Estado Tarcisio Bertonel que concelebró con el Santo Padre. La de Benedicto XVI es la cuarta visita de un pontífice a esa diócesis, tras la realizadas por Juan XXIII en 1959; Pablo VI, en 1963 y Juan Pablo II, en 1980.

El Papa fue recibido por el alcalde de esa localidad, Stefano Di Tommaso y por el obispo Raffaello Martinelli. Después de entrar en la catedral para adorar al Santísimo, Benedicto XVI, celebró la Misa en el atrio del templo, dedicado a San Pedro, que preside la plaza del mismo nombre.

Siguen fragmentos de la homilía del pontífice:

“En el Evangelio de este domingo, Jesús toma la iniciativa de enviar a los apóstoles en misión (...) El hecho de que Jesús llame a algunos discípulos a colaborar directamente en su misión, manifiesta un aspecto de su amor: no desdeña la ayuda que otros hombres puedan aportar a su obra; conoce sus límites, sus debilidades, pero no los desprecia, es más, les confiere la dignidad de ser sus enviados. Jesús los envía de dos en dos y les da instrucciones (...) La primera atañe al espíritu de desapego: los apóstoles no pueden estar apegados al dinero y a las comodidades. Jesús advierte también a los discípulos de que no siempre serán bien acogidos: a veces los rechazarán; incluso podrían ser perseguidos. Pero no tienen que impresionarse: deben hablar en nombre de Jesús y predicar el Reino de Dios, sin preocuparse por tener éxito (...) El éxito se lo dejan a Dios”.

“La primera lectura nos presenta la misma perspectiva, mostrándonos que, a menudo, los enviados de Dios no son bien recibidos. Es el caso del profeta Amós, (...) que predica con gran energía contra las injusticias, denunciando sobre todo los abusos del rey y de los potentes, abusos que ofenden al Señor y hacen vanos los actos de culto. (...) Por tanto, ya sea aceptado o rechazado, Amós seguirá profetizando y predicando lo que Dios dice y no lo que los hombre quieren escuchar. Este sigue siendo el mandato de la Iglesia, que no predica lo que los poderosos quieren que les digan. Su criterio es la verdad y la justicia, aún en contra de los aplausos y los poderes humanos”.

“La otra indicación muy importante del pasaje evangélico es que los Doce no pueden contentarse con predicar la conversión: la predicación tiene que estar acompañada, según las instrucciones y el ejemplo de Jesús, por la curación de los enfermos. Curación corporal y espiritual. Jesús habla de la curación concreta de las enfermedades (...) y de purificar la mente humana, (...) de limpiar los ojos del alma que están oscurecidos por la ideología y por eso no pueden ver a Dios. No pueden ver la verdad y la justicia (...) La misión apostólica tiene que abarcar siempre los dos aspectos de predicación de la palabra de Dios y de manifestación de su bondad con gestos de caridad, de servicio y de entrega.”

“El Señor llama a todos, distribuyendo diversos dones para diversas tareas en la Iglesia. Llama al sacerdocio y a la vida consagrada, y llama al matrimonio y al compromiso como laicos en la Iglesia y en la sociedad (...) Dos vías complementarias que se iluminan, se enriquecen recíprocamente y juntas enriquecen a la comunidad (...) El Señor siembra con abundancia sus dones, llama a seguirlo y a prolongar su misión en nuestra época”.

“Os propongo que viváis intensamente el Año de la Fe que comenzará en octubre, a 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II. Los documentos del Concilio contienen una riqueza enorme para la formación de las nuevas generaciones cristianas. Con la ayuda de los sacerdotes y de los catequistas, volver a leerlos y a profundizarlos (...) Descubrid de nuevo la belleza de ser Iglesia, de vivir el gran 'nosotros' que Jesús ha formado entorno a sí, para evangelizar el mundo: el “nosotros” de la Iglesia, jamás cerrado, jamás replegado en sí mismo, sino siempre abierto y tendiente al anuncio del Evangelio a todos”.

martes, 17 de julio de 2012

Los templarios y la Sábana Santa


  

Desde la encomienda de Barcelona queremos aportar más información para conocer las vinculaciones que tuvieron los templarios con las reliquias cristianas. Comienza por tanto un nuevo apartado destinado a aportar más luz a las ambigüedades del tan famoso “Bafometo”. Hemos recogido un capítulo de la paleógrafa italiana Barbara Frale, recuperado de su libro “I templari e la sindone di Cristo”, donde nos ayuda a conocer aspectos interesantes para llegar a una conclusión acertada.

Desde Temple Barcelona os invitamos a saborear su atrayente lectura.

Ecce homo! (III)

1.Una sacralidad especial

Una vez despejado de confusión el terreno y verificado el origen de las acusaciones de islamismo y brujería, el resto de las descripciones relacionadas con el ídolo de los templarios resulta muy concreto: se trata simplemente de un retrato humano producido con distintos materiales y que representa a un hombre desconocido. En este grupo de descripciones realistas, descripciones de simples objetos de arte sagrado, es donde se encuentran los datos más interesantes. El ídolo es un simple objeto, aun cuando los templarios, por el motivo que fuese, parecieran otorgarle un valor único, sin parangón. Su condición de retrato resulta evidente ya durante el primer interrogatorio inmediatamente posterior a la detención de octubre de 1307; pero el sensacionalismo con el que se había dado a conocer la detención de los templarios confundió las ideas de todos. Se había proclamado la herejía y la brujería; ahora, por tanto, se veían por doquier presencias ocultas.

El sargento Rayner de Larchent lo vio doce veces durante doce capítulos generales distintos, el último de los cuales se celebró en París el martes siguiente a la fiesta de los santos apóstoles Pedro y Pablo, en el mes de julio anterior al arresto. De acuerdo con él, se trataba de una cabeza con barba que los frailes adoraban, besaban y llamaban su “salvador”; no sabía dónde se la depositaba ni quién cuidaba de ella, pero creía que estaba en poder del gran maestre, o bien del dignatario que preside el capítulo general. En París la vieron también los frailes Gautier de Liencourt, Jean de la Tour, Jean le Duc, Guillaume d’Erreblay, Raoul de Gisy y Jean de le Puy. La ceremonia de presentación estaba presidida por el gran maestre o más a menudo por el visitador de Occidente, hugues de Pérraund, que ocupaba el segundo puesto en la jerarquía de mando de la orden y se convertía de hecho en el templario más poderoso de Europa cuando la máxima autoridad del Temple se hallaba en Oriente. Bajo interrogatorio, Hugues de Pérraud admitió la existencia de este ídolo y de su culto, pero no suministró detalles útiles para nuestros actuales objetivos de investigación histórica:

Interrogado sobre la ya mencionada cabeza, dijo bajo juramento haberla visto, tenido en la mano y tocado cerca de Montpellier, durante un capítulo. Tanto él como los otros frailes presentes la adoraron: sin embargo, él sólo fingió hacerlo, actuando de boquilla, no de corazón, y no saber decir si los otros la adoraron de corazón. Interrogado sobre dónde estaba el ídolo, dijo que se lo dejó a fray Pierre Allemandin, que era preceptor de la residencia de Montpellier, pero que no sabe si los agentes del rey la encontrarán. Dijo que esta cabeza tenía cuatro pies, dos delante, en la cara, y dos detrás.

El testimonio no especifica qué tipo de imagen era, pero por el hecho de tener cuatro pies, parece tratarse de un objeto tridimensional que se apoyaba en dos soportes. Con el tiempo, esta idea se fue confirmando progresivamente. Al final de su investigación de la Curia Romana en el verano de 1308, el papa retiró las indagaciones de manos de los inquisidores y decretó que les fueran encomendadas, en todo el territorio, a comisiones constituidas por obispos locales. Éstos eran personas independientes del rey de Francia y de los planes de los estrategas de la realeza, y la tarea que les había confirmado el papa era simplemente arrojar luz sobre el escabroso proceso. Tal vez algunos de estos obispos, por motivos personales, albergaran antipatía respecto de los templarios –se sabe, por ejemplo, que esta orden religiosa rica, poderosa y colmada de privilegios era objeto de una envidia muy extendida-, pero no tenían ningún interés directo en perseguirlos, como ocurría con el rey de Francia y el colegio de juristas de Guillaume de Nogaret. No es casual que durante las investigaciones realizadas por los obispos diocesanos comenzaran a debilitarse muchas de las acusaciones previas, a la vez que otras adquirían un perfil más racional y creíble.

Los obispos diocesanos comprendieron muy pronto que el denostado ídolo-cabeza de los templarios era en realidad un relicario en forma de busto y que contenía restos de algún santo, o sea, un objeto muy común en el arte sagrado medieval. Este hecho resultó claro en cuanto la dirección de los interrogatorios pasó a manos del papa; en efecto, ya en la investigación realizada en Poitiers en junio de 1308, Clemente V pudo percatarse de ello personalmente. En su presencia, el fraile sargento Étienne de Troyes relató lo siguiente:

Respecto de la cabeza dijo que era costumbre de la orden celebrar todos los años un capítulo general con ocasión de la fiesta de los apóstoles Pedro y Pablo, y que uno de ellos tuvo lugar en París en el curso del año en que él ingresara en la orden. Étienne de Troyes participó en el capítulo los tres días que éste se prolongó: comenzaron en la primera parte de la noche y continuaron hasta la primera hora del día. Durante la primera noche llevaron una cabeza: su portador era un sacerdote que avanzaba precedido de dos hermanos de la orden que sostenían grandes antorchas y velas encendidas en un candelabro de plata. El sacerdote depositó la cabeza en el altar, sobre dos cojines y un tapete de seda. Le parece que era una cabeza de carne humana desde la parte alta del cráneo hasta el nudo de la epiglotis; tenía el pelo blanco y no había ninguna cubierta. También la cara era de carne humana y le parecía muy lívida y descolorida, con la barba mezclada de pelos oscuros y canas, semejante a la que usan los templarios. Entonces el visitador de la orden dijo: “Adorémoslo y rindámosle homenaje, porque él es quien nos ha hecho y quien nos puede destruir”. Todos se aproximaron con gran reverencia, rindieron homenaje a aquella cabeza y la adoraron. Oyó decir a alguien que aquel cráneo pertenecía al primer maestre de la orden, fray Hugo de Payens: de la nuez hasta los húmeros estaba vestido de oro y plata con incrustaciones de piedras preciosas.

El mismo objeto, con toda probabilidad un relicario del fundador Hugo de Payens, también lo vio, siempre en París, el fraile Bartholomé Bocher, de la diócesis de Chartres, que entró en la orden en 1270; según sus palabras, el relicario no estaba siempre en aquel lugar, sino que lo llevaban únicamente en ciertas ocasiones especiales, para recogerlo y devolverlo luego a otro sitio:

El templario que lo recibió en la orden le mostró una cierta cabeza que alguien había puesto en el altar de aquella pequeña capilla, junto al santuario y los vasos con las reliquias; le dijo que cuando se viera en dificultades invocara la ayuda de aquella cabeza. Interrogado sobre cómo estaba hecha la cabeza, respondió que se parecía a la cabeza de un templario, con el sombrero y la barba carnosa y larga; pero no sabía decir si era de metal, madera, hueso o carne humana, y su preceptor no le especificó de qué material era. Nunca la había visto antes ni volvió a verla después, pese a haber pasado al menos cien veces por aquella capilla.

El relato podía resultar sugerente, sobre todo porque se producía en presencia del papa, quien, tras casi un año de denuncias y tremendos rumores populares, conseguía por primera vez escuchar personalmente a los templarios; naturalmente, la escenificación de este culto misterioso que surgía de las tinieblas a la vacilante luz de las velas no podía impresionarlo bien, pero el testimonio en sí mismo no era particularmente grave. Los templarios dedicaban un culto especial a su fundador Hugo de Payens, lo veneraban como un gran santo en ciertas liturgias nocturnas y en ellas exponían su cabeza momificada (o tal vez conservada de manera natural), bien acomodada en un gran relicario de gran valor. Hugo de Payens nunca había sido canonizado oficialmente y para la Iglesia de Roma seguía siendo simplemente un lego que había escogido servir a Dios de la misma manera que una incalculable cantidad de monjes y sacerdotes anónimos. Hugo de Payens nunca había sido elevado a los honores del altar, y Clemente V, en su condición de canonista, no podía ver con buenos ojos que se le brindara una veneración tan solemne, pero en la Edad Media la gente estaba acostumbrada a considerar santas a ciertas personas, incluso antes de morir, por su estilo de vida sencillo. Apenas muertas, sus cuerpos, junto con todo lo que habían poseído, se convertían de inmediato en preciosas reliquias, la gente empezaba a rezar sobre sus tumbas y a pedirles que hicieran milagros e intercedieran ante Dios, sin esperar a que la Iglesia completara su largo y prudente itinerario burocrático de beatificación. Los santos se convertían en tales por aclamación popular. Cuando en Asís se corrió la voz de que Francisco se estaba muriendo en la Porziuncola, el pueblo se puso a rezar esperando con impaciencia poder finalmente ver y venerar los estigmas de su cuerpo; éste es un caso famoso y particular, pero podrían citarse muchos otros por el estilo.

La idea de que el contacto con el cuerpo de los santos producía efectos beneficiosos no era ninguna novedad del Medievo, sino que pertenecía a la más antigua tradición cristiana: en los Hechos de los Apóstoles se cuenta que la gente se acercaba a san Pablo mientras predicaba y los fieles le tocaban la ropa con pañuelos, porque estaban convencidos de que de esa manera convertían éstos en reliquias. El carisma divino del apostolado pasaba de su cuerpo a las ropas y de éstas a los pañuelos. El hecho de venerar a su fundador Hugo de Payens, que según los templaros era un santo, podía incitar a Clemente V a amonestarlos para que redujeran el culto a una devoción mucho más sobria: pero distaban mucho de probar la hipótesis de herejía.

Es un hecho que en el interrogatorio de Chipre, a cargo de una comisión de prelados locales a mil Mills de distancia de Felipe el Hermoso y de sus presiones, los templarios negaron tajantemente toda acusación relacionada con comportamientos o ideas perversas en materia de fe. Además, prestaron voluntariamente declaración muchos nobles laicos, sacerdotes y frailes externos a la orden, todos lo cuales afirmaron que los templarios observaban el culto con ejemplar devoción. Al parecer, practicaban liturgias muy sugerentes y particulares de adoración de la cruz el Viernes Santo, en las que participaban también personas ajenas a la orden. Un sacerdote dijo que solía asistir a misa en la iglesia del Temple, que a veces también había concelebrado con capellanes de la orden y que las fórmulas de consagración de la hostia eran las correctas. Un dominico que a menudo prestaba servicio religioso entre los templarios dijo que había oído a muchos de ellos en confesión, tanto en Chipre como en Francia, y que ninguno cargaba en la conciencia el peso de actitudes heréticas.

La acusación de idolatría y de incredulidad respecto de la comunión demostró muy pronto ser un gran bluf. Sin embargo, en su construcción, Guillaume de Nogaret y sus colaboradores habían utilizado los mimos métodos que para las otras imputaciones, es decir, el de la verdad a medias. Habían partido de un reducidísimo núcleo de hechos reales, de una pizca de verdad oportunamente amplificada y tergiversada.

lunes, 16 de julio de 2012

Evangelio dominical: Los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros




Desde la encomienda de Barcelona, como cada lunes queremos compartir con vosotros el evangelio de ayer, Día del Señor. Esta vez el evangelista Marcos nos explica de qué manera debían predicar los discípulos.

Desde Temple Barcelona estamos seguros que su mensaje lo encontraréis de gran ayuda.

Escena donde puede verse a Jesús enviando a sus discípulos en grupos de dos.

“Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. 
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero; 
que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas. 
Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. 
Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos". 
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; 
expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo”. (Mc 6, 7-13)

Reflexión:

San Marcos nos explica de manera resumida cómo debían llevar sus discípulos la Palabra, el mensaje del Padre, a todo el mundo. Llama la atención que les ordenara que fuesen de dos en dos. Aquí el dos simboliza la comunidad fraterna. Ambos hermanos deberán cuidar el uno del otro porque no están solos. Además les exige que se ayuden de un solo bastón y que se olviden del pan y del dinero, quedando sujetos a la caridad de los hombres que se crucen en su camino. A cambio de comida y cobijo necesarios, los discípulos en agradecimiento, les anunciarán la “buena nueva”, es decir, el Evangelio de Jesús, ofreciéndose a sanar a los enfermos y a expulsar a los espíritus malignos. Con estos prodigios de los hermanos de Jesús que las gentes percibían, les invitaban  a unirse en el “Divino mensaje” y obrar como Él nos lo ha pedido.

Plegaria:

¡Señor! Ayúdanos a vivir sin esperar grandes tesoros mundanos que sólo sirven para que vivamos temerosos y aislados del resto de la sociedad. Por el contrario enséñanos a percibir la riqueza espiritual que produce el ayudar a otras personas que también lo necesitan.

viernes, 13 de julio de 2012

Conociendo a Jesucristo: el Mesías





Desde la encomienda de Barcelona proseguimos con el apartado destinado a conocer más a fondo a la figura de Ntro. Salvador. Él, que ofreció su vida por todos nosotros, ha sido, es y continuará siendo objeto de estudio. El teólogo J.R. Porter en su obra “Jesus Christ” nos permite plantearnos una serie de cuestiones a cerca de si Jesús era el Mesías que tanto ansiaba el pueblo judío, o bien le concedieron sus discípulos –también judíos- tan extraordinario título.

Desde Temple Barcelona esperamos que su contenido os sirva para entender mejor el paso de Jesús en la tierra.

Inscripción que reza en la cruz: IESVS NAZARENVS REX IVDAEORVM, que significa “Jesús de Nazaret Rey de los Judíos”

El hecho de que Jesús fuera el Mesías, o Cristo, ha sido el dogma central de la Iglesia cristiana desde sus principios. Sin embargo, en ningún lugar de los evangelios Jesús afirma “Yo soy el Mesías” o, como mínimo públicamente, acepta el título. Por este motivo, los entendidos se han planteado con frecuencia si el concepto de Mesías formaba parte de la manera como Jesús se veía o bien su origen se encuentra en la fe de la Iglesia primitiva.

Según Lucas, Jesús se percibía a sí mismo como alguien ungido por el Espíritu Santo, tal y como estableció Isaías 61, 1-2, pasaje que Jesús leyó en la sinagoga de Nazaret (Lc 4, 16-21). Las pruebas de Qumrán indican que en tiempos de Jesús estos versículos se asociaban intensamente con el Mesías por venir; así pues, al utilizar el pasaje, Jesús efectivamente estaba lanzando una afirmación mesiánica. En Mateo, Jesús también alude a Isaías (Mt 11, 4-6) y el evangelio se refiere explícitamente a sus hechos como los del Mesías (Mt 11,2).

No obstante, Jesús habló sólo sobre un aspecto de la expectación mesiánica popular, el reino de la justicia y renovación que traería consigo el Mesías (Mt 19, 28; Lc 22,30). La idea del Mesías como una figura real y militar está totalmente ausente de sus palabras, pero parece ser que sus seguidores pensaban en él en estos términos (Act 1,6), y sus enemigos le llamaban “Mesías” con sarcasmo, evidentemente pensando que Jesús había confirmado falsamente su estatus (Mt 16,68; Mc 15, 32 y paralelos).

Al parecer, Jesús nunca rechazó de forma explícita el título de Mesías, probablemente porque podría haberse entendido como una negación de que era una especie de redentor. Pero tampoco alentó su uso y no intentó desalentar gran parte de las expectativas asociadas a él. Así, se prohibió hablar a los demonios que reconocieron a Jesús como el Mesías (Lc 4, 41), y una petición para un lugar de honor en el “reino de Jesús” (Mt 20, 20-23; Mc 10, 35-40) provocó el rechazo de Jesús del papel real (Mc 10, 41-45 y  paralelos). Cuando algunas personas le preguntaron directamente si era el Mesías, Jesús no reconoció que lo fuera, pero les remitió al testimonio de sus milagros (Jn 10, 24-25). Cuando Pedro confesó su creencia de que Jesús era el Mesías, Jesús no reconoció que lo fuera, pero les remitió que sus seguidores le proclamaran como tal. Esto fue debido –tal y como mínimo Lucas sugiere (Lc 9, 21-22) –a que el destino de Jesús como Mesías no era conducir a Israel al triunfo real, sino someterse al sufrimiento y a la muerte. Pedro no quiso aceptarlo y recibió una severa reprimenda.

Probablemente, la manera en que Jesús percibía su papel como Mesías se entiende mejor a partir de los relatos de sus juicios. En Mateo y Lucas, Jesús da una respuesta ambigua a la pregunta de si él es el Mesías (Mt 26, 64; Lc 22, 67-70). Seguramente esto es más auténtico que la versión de Marcos, donde se dice que Jesús respondió “Yo soy” (Mc 14, 62), ya que para Jesús el admitir o negar francamente su condición de Mesías le hubiera comportado serias consecuencias: la ira de las autoridades o el rechazo de muchos seguidores. Cuando Pilatos le pregunta si es el “rey de los judíos”, la afirmación mesiánica que más preocupaba a los gobernantes gentiles- la respuesta de Jesús es nuevamente ambigua (Mc 15, 2 y paralelos).

El Cuarto Evangelio representa a Jesús afirmando de forma explícita el título mesiánico como mínimo en una ocasión (Jn 4, 25-26), aunque en una conversación privada. En el relato de Juan del juicio, una vez más Jesús es esquivo al aceptar la designación de “rey”. Reconoce que tiene un reino, pero “no es de este mundo”; el suyo no debía conseguirse por la fuerza, tal y como muchos judíos habían esperado del Mesías, y como Pilatos podría haber temido (Jn 18, 33-37).

Probablemente la conclusión más lógica es que Jesús se considera como la respuesta a la esperanza general entre los judíos de la llegada de un redentor que anunciara una nueva era. Pero era consciente de que su comprensión de sí mismo y su misión no se correspondían realmente con algunos de los conceptos del Mesías entonces en boga, y evitaba el uso público del título de “Mesías” debido a sus implicaciones nacionalistas y revolucionarias. En el clima político de la Palestina romana, era improbable que cualquier sospechoso de afirmar ser el Mesías sobreviviera demasiado tiempo, tal y como se demostró en el caso de Jesús: la inscripción fijada en la cruz, que los cuatro evangelios recogen, deja claro que fue crucificado por ser un peligroso revolucionario mesiánico.