© 2009-2019 La página templaria que habla de cultura, historia y religión - Especial 'Proceso de los templarios'

martes, 25 de septiembre de 2012

Conociendo a Jesucristo: Hijo del Hombre



Desde la encomienda de Barcelona, tras un breve paréntesis, retomamos el apartado dedicado a conocer mejor la figura de Jesús de Nazaret. Y lo hacemos de la mano del teólogo protestante J.R. Porter. Para ello hemos extraído un capítulo de su obra “Jesus Christ”, donde nos habla sobre la expresión relacionada con Jesús: “hijo del hombre”.

Desde Temple Barcelona os proponemos su lectura.

Representación de Jesús como Rey, extrapolándolo a la expresión “ hijo del hombre”.

La expresión “hijo del hombre” aparece más de sesenta veces en los evangelios, aunque sólo se encuentra tres veces en el resto del Nuevo Testamento (Act 7, 56; Ap 1, 13; 14, 14) y se utiliza únicamente en dichos atribuidos a Jesús. El debate sobre el significado de la expresión ha sido, y sigue siendo, muy amplio. El término griego utilizado por los evangelistas no es correcto desde el punto de vista idiomático y casi todos los entendidos están de acuerdo en que se trata de una traducción literal de la frase original en arameo. El trasfondo semítico no deja lugar a dudas de que “hijo de hombre” significa básicamente “el hombre” o “un hombre” o también puede ser un pronombre indefinido, el equivalente a “uno”`.

Asimismo, también se ha propuesto que el “hijo de hombre” se usaba simplemente como un circunloquio para “yo”. Existen algunos complicados problemas lingüísticos relacionados con esta última propuesta, pero parece que poco a poco gana más aceptación entre los eruditos del Nuevo Testamento. La evidencia aramea sugiere que un orador podía decir “el hijo del hombre” en lugar de “yo” por modestia o reserva, loo que podría corresponder en el caso de Jesús, quien con frecuencia aparece como un hombre cauto en las referencias a sí mismo, como en el caso del título de Mesías. “Hijo del hombre” también podría haberse empleado para suavizar una afirmación inaceptable o desagradable. Así, cuando Jesús predijo su muerte a los discípulos, casi siempre se refiere al destino del “Hijo del Hombre” (Mc 8, 31, 9, 31, 10, 33 y paralelos; Lc 9, 22).

Según una hipótesis relativamente reciente, “Hijo de Dios” aparece en tres contextos diferentes: la actividad y enseñanzas de Jesús durante su ministerio, en afirmaciones relativas a su muerte y resurrección y en pasajes relativos a su ascensión y regreso apocalíptico. Aunque aclaradora, esta clasificación no ha logrado convencer a nadie. Algunos estudiosos continúan dudando de si el propio Jesús utilizó alguna vez la expresión “hijo del hombre”, mientras que otros sólo consideran como verdaderas las manifestaciones apocalípticas: jesús proclamó la llegada del “hijo del hombre”, pero no necesariamente se identificaba a sí mismo con la figura.

Sin embargo, el hecho de que la expresión “hijo del hombre” se limite a los evangelios y a la propia boca de Jesús nos habla nuevamente de que era un concepto teológico que se desarrolló en el seno de la Iglesia primitiva.

Jesús y el “hijo” apocalíptico

Incluso si el término “hijo del hombre” representa una forma coloquial utilizada en lugar de “yo”, la cuestión sigue siendo si, al emplearlo, Jesús consideraba que la frase tenía un significado especial. Al ser la descripción que utilizaba más habitualmente para referirse a sí mismo sugiere que era así.

Con frecuencia se ha afirmado que el concepto de “hijo del hombre” como figura apocalíptica existía ya en algunos círculos judíos y que Jesús utilizaba la expresión como un título mesiánico.

Tanto si es cierto como no, bastante probable que Jesús afrontara un papel tanto presente como futuro para sí mismo, y que su visión de tanto presente como futuro para sí mismo, y que su visión de su papel futuro estuviera influenciada por la figura del “hijo del hombre” de Daniel 7, 13. La Iglesia primitiva puede ser responsable de los términos utilizados para las referencias a Jesús en este pasaje –tanto explícitas (Mc 23, 26; 14, 62 y paralelos) como implícitas (Mc 8, 38 y paralelos) –pero originalmente deben basarse en el punto de vista del propio Jesús sobre sí mismo como el agente divino venido para el Juicio final. Existe una analogía con su doctrina sobre el reino de Dios, tanto como realidad presente como futura.

También es posible que Jesús fuera consciente del repetido uso de Dios de “hijo del hombre” para dirigirse al profeta Ezequiel en las Escrituras hebreas, por lo que la frase contribuyó a concienciar a Jesús de su propio papel como profeta. Existen considerables evidencias de que el libro de Ezequiel tuvo influencia sobre el Nuevo Testamento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario