© 2009-2019 La página templaria que habla de cultura, historia y religión - Especial 'Proceso de los templarios'

miércoles, 10 de octubre de 2012

Templarios en las tierras del río Ebro: Ginestar



Desde la encomienda de Barcelona volvemos a escribir sobre la repercusión que tuvo la Orden del Temple en las fértiles tierras  del río Ebro. Para ello hemos seleccionado un nuevo texto del escritor y periodista granadino, acogido en la provincia de Barcelona, D. Jesús Ávila Granados, de su obra “Templarios en las Tierras del Ebro”.

Desde Temple Barcelona estamos convencidos que su lectura os transportará al pasado..

Fotografía de la iglesia parroquial de Sant Martí de Ginestar.

Ginestar, Ribera d’Ebre, Tarragona

Ginestar, en el centro meridional de la comarca, sobre la ribera izquierda del Ebro, es uno de los pueblos más desconocidos de la provincia. El nombre recuerda la abundancia de aliagas (Genista anglica L.) en su término, arbusto de características flores amarillas, que florecen de mayo a julio, de las ramas de las cuales, durante la edad media los templarios obtenían un colorante amarillo limón para sus tejidos.

Esta población tuvo una destacada importancia durante los siglos visigóticos, como lo confirman las numerosas lápidas localizadas en su término. Después de la conquista árabe (714), se convirtió en una influyente alquería andalusí, conocida como un mas de la Ginesta, formada por diversas masías diseminadas, sus habitantes destacaron en las tareas agrarias. Con la conquista cristiana (a mediados del siglo XII), Ginestar pasó a depender de los templarios, del próximo Bailío de Miravet, en tiempos del maestre provincial Ponç de Rigalt. En 1206, Ginestar recibió su Carta de Población; en agradecimiento, dos cruces de ocho beatitudes aparecen en el escudo del pueblo. Los templarios también incentivaron los oficios artesanales, amparando el colectivo mudéjar y mejorando la calidad de vida de sus habitantes. Después, al comienzo del siglo XIV, con la caída en desgracia del Temple, Ginestar pasó a los hospitalarios, de la castellana Amposta, y las garantías de seguridad de los colectivos no cristianos se tambalearon.

La iglesia parroquial está dedicada a San Martín, un santo de clara referencia ancestral, vinculado con los enclaves de energía establecidos por druidas celtas. El templo actual es de época y de estilo barrocos (s. XVIII), edificio de tres naves y crucero, distribuido a partir de una cruz latina –esencia del temple anterior-, que fue iglesia templaria. La fachada pregona algunos elementos vinculados con el Temple, entre los cuales una cruz de ocho beatitudes blasonada que se alza sobre la llave del portal; en ambos lados, rostros bafométicos y, encima de la zona central del frontispicio, un curioso rosetón calado, con siete círculos de piedra que forman el yin-yang, que vuelve a acercarnos al esoterismo templario. Una cúpula octogonal se levanta sobre la zona superior de la unión entre las naves. En el interior destacan las elevadas columnas laterales y arcos apuntados; los ventanales abiertos en la zona del triforio favorecen una gran luminosidad natural. La cúpula interior está considerada como una de las obras más notables de esta comarca.

Al final de la calle de San Isidro se encuentra la homónima ermita, dedicada al santo que vela por las tareas agrícolas; es un santuario neoclásico del año 1617, decorado interiormente con pinturas de inspiración floral de gran interés.

Y en su término municipal, el visitante no se ha de perder los yacimientos arqueológicos de los barrancos de San Antonio y de Gàfols. El primero (s. IX-VII a.C.) ha aportado interesantes fragmentos de cerámica fenicia; y el segundo, por la disposición de las viviendas, recuerda los castrums celtas del altiplano castellano. Ambos confirman el incesante comercio que debió producir con los pueblos de ultramar durante la Protohistoria. Antes de abandonar Ginestar os aconsejamos que hagáis la ruta de la fuente del Aguador, fotogénico paraje natural al cual se llega por el camino de les Devesses.

No hay comentarios:

Publicar un comentario