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jueves, 13 de diciembre de 2012

Las iglesias de los templarios


 
Desde la encomienda de Barcelona continuamos con el apartado pensado para conocer mejor la historia de la Orden del Temple. Para ello hemos elegido un nuevo texto del catedrático en historia, Alain Demurger, de su obra “Vie et mort de l’ordre du Temple”, donde nos explica algunas creencias –a veces acertadas y otras equivocadas- sobre la arquitectura de las iglesias vinculadas a los templarios.
Desde Temple Barcelona os deseamos que su lectura os sea de ayuda.
Fotografía aérea del Anástasis del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Sean castillos o simples casas fortificadas o granjas, todas las encomiendas disponen de un lugar de culto, una capilla dentro del mismo edificio o, con mayor frecuencia, una dedicación autónoma situada en las proximidades del convento. Esas capillas no deben confundirse con las iglesias parroquiales destinadas a las necesidades espirituales de los miembros de la orden, celebrando en ellas el culto los hermanos capellanes. Pero los templarios abren fácilmente sus puertas a los vecinos con gran perjuicio para los párrocos, que ven alejarse así a los feligreses, con los recursos que éstos les proporcionan. Un elemento entre otros del litigio entre el clero secular y las órdenes monásticas.
En ocasiones, ocurre sin embargo que esas capillas constituyen el núcleo de nuevas parroquias. Aunque llegadas con retraso a la vida rural, las órdenes militares contribuyeron a modificar la red parroquial. En la diócesis de Limoges, ciertas zonas poco pobladas, como la meseta de Millevaches, estaban sub-equipadas y poco servidas en materia religiosa. Unas treinta parroquias tuvieron su origen en torno a una capilla templaria u hospitalaria. En 1282, un acuerdo entre el obispo de Limoges y el preceptor del Temple de Limoges menciona diecisiete capillas. Doce de ellas se convirtieron en iglesias parroquiales. En España, en las regiones recién conquistadas, el Temple y el Hospital se encargan de la defensa, pero también de la organización de los fieles, en espera del establecimiento de estructuras regulares.
Las imaginaciones fértiles multiplicaron las iglesias del Temple, de la misma forma que multiplicaron los castillos. Los aficionados al esoterismo se lanzaron sobre las capillas como los cazadores de tesoros lo hicieron sobre los castillos. Viollet-le-Duc dio nacimiento a un mito sin ningún fundamento, aunque no fuera más que estadístico. Según él, los templarios construyeron iglesias en rotonda conforme al modelo del templo de Salomón, a menos que fuese conforme al del Santo Sepulcro, partiendo de la misteriosa alquimia de los números.
Élie Lambert destruyó ese mito en un artículo pionero. Los estudios sistemáticos emprendidos después permitieron aclarar las cosas. Por una parte, las iglesias de plano central (en rotonda o poligonal) son la excepción entre las construcciones religiosas del Temple; por otra parte, éste no tiene la exclusividad de ellas. Los pocos ejemplos conocidos se refieren a edificios construidos con cuidado, pertenecientes a encomiendas importantes. En oriente, sólo la capilla de doce lados de la poderosa fortaleza de Châteaux-Pèlerin pertenece a este tipo. En Francia, la primera iglesia del Temple de París tenía la forma de una rotonda, con una cúpula sostenida por seis columnas. Es la única de su género, puesto que la de Metz no pertenece en modo alguno a los templarios. En Laon, la capilla del Temple forma un octógono, con altar en hornacina frente al pórtico de entrada.
Por consiguiente, dos formas: rotonda circular y polígono de ocho o doce lados. La primera tomó por modelo la Anástasis del Santo Sepulcro. Pero no se trata de ninguna novedad, ya que la capilla palatina de Aquisgrán se inspiraba también en ella. En el siglo XI, se construyeron iglesias ad instar Dominici Sepulchri: Neuvy-Saint-Sepulcre, que data de 1042, Selestat (1094), Paderborn, Bolonia. Si bien sólo sabemos de un ejemplo de este tipo que sea obra de los templarios en Francia, conocemos varios en Inglaterra: Old Temple en Londres, Temple Bruer, Douvres, Bristol, Garway. También allí otros utilizaron el modelo, además de los templarios, por ejemplo en las iglesias del Santo Sepulcro de Cambridge o de Nort-hampton. La voluntad de imitar la Anástasis se une a una “traición anglonormanda”, según la expresión de Élie Lambert, más generalmente a una antigua tradición celta, ocultada en otras partes. No obstante, las dos realizaciones más bellas de este tipo se encuentran una en Portugal, en el castillo de Tomar, la otra en Segovia. Esta última alberga una reliquia insigne, un fragmento de la Verdadera Cruz.
Por lo tanto, las capillas en forma de rotonda no tuvieron en la orden del Temple más que una difusión restringida, aunque precisa. Se relacionan con una tradición de capilla palatina cuyo modelo debió de ser la de Aquisgrán.
En cuanto a las iglesias de forma poligonal, no tienen nada en común con el Santo Sepulcro, que las capillas precedentes imitaban de manera más o menos consciente. Ciertos autores han creído poder relacionarlas con el templo del Señor en Jerusalén, la Cúpula de la Roca, que, como se sabe, tienen la forma de un octógono. En realidad, existe en Occidente una tradición de capilla octogonal que se expresa sobre todo en las capillas de los cementerios. Tal es el caso del octógono que se expresa sobre todo en las capillas de los cementerios. Tal es el caso del octógono de Montmorillon, durante mucho tiempo atribuido erróneamente a los templarios. La capilla templaria de Laon corresponde a este tipo: ocho lados, sin deambulatorio anular y cobertura en forma de linterna. Pero su modelo no se halla en Oriente, sino en el mismo Laon, en el cementerio de la abadía de Saint-Vincent, donde se construyó una capilla octogonal antes de la llegada de los templarios a la ciudad.
Tradiciones occidentales diversas y la voluntad e imitar el Santo Sepulcro, y exclusivamente éste, explican el desarrollo de este tipo de construcción a partir del siglo XI. El Temple, entre otros, hizo levantar algunas, en forma de rotonda o en forma de polígono. Pero se trata de excepciones.
¿La regla? Iglesias rectangulares muy sencillas. La mayor parte de las capillas castrenses de Cataluña, Aragón, Castilla y Tierra Santa (Tortosa, Châtel-Blanc) pertenecen a este grupo, que se divide en dos subgrupos.
Se trata en el primer caso de una capilla rectangular de una sola nave, de quince a veinte metros de largo y de cinco a siete metros de ancho, con muros espesos y bien construidos, flanqueados de contrafuertes planos; vanos estrechos, en general en grupos de tres, se inscriben sobre un presbiterio plano. La iglesia está cubierta por una bóveda de cañón partida, con arcos perpiaños en toro, que determinan bovedillas en la nave, casi siempre tres.
En el segundo caso, la iglesia presenta características idénticas salvo en el punto: el presbiterio es un ábside semicircular, coronado por una bóveda de cascarón.
En el suroeste francés, J. Gardalles y C. Higounet han enumerado entre las edificaciones todavía existentes y aquellas de las que se conservan rastros seguros (el Temple de Burdeos, por ejemplo), diez establecimientos templarios, tres con presbiterio en ábside, seis con presbiterio plano y uno cuya forma se ignora. Los establecimientos hospitalarios son todavía más numerosos, ya que se cuentan veinte con un presbiterio plano. En ningún caso se trata de una arquitectura típicamente templaria. Gardelles y Higounet presentan, por lo demás, las capillas rectangulares con presbiterio en ábside como un modelo corriente, que aparece de Comminges a Bretaña, de Navarra a Borgoña.
Según estos autores, el tipo de bresbiterio plano no tuvo más que una difusión limitada. Sólo representado en Gironde y en el Lot-et-Garonne, abunda en cambio en Charente-Maritime (Grand y Petit Mas Deu, Malleyrand, Angles), en Poitou, en Berry, en Yonne (Saulce d’Island). Constituye, pues, un tipo regional, propio del centro y el oeste de Francia, vinculado a las tradiciones locales. Lo mismo que muchos otros, el Temple y el Hospital se sirvieron de los arquitectos regionales.
Sin embargo, este tipo de construcción parece más extendido de lo que pensaron J. Gardelles y C. Higounet, puesto que tres capillas de Brie (Champaña) –Coulommiers, Chevru y Coutran- se ajustan a ese plano, lo mismo que la capilla de Fontenelle en Borgoña. Se trata de monumentos sencillos, fácilmente imitables. Eso explicaría su difusión a partir de un centro aquitano.
La decoración esculpida de las capillas es rudimentaria y se ha evocado la influencia del Císter, hostil a toda decoración suntuosa. Conviene mostrarse prudente, ya que algunas de ellas están pintadas. El problema reside en saber si esa decoración de color fue querida por los templarios. Los célebres frescos de la capilla de Cressac, en Charente, se deben a la generosidad del donador, deseoso de asegurar la perennidad de su recuerdo. Representan caballeros armados que atacan a los sarracenos. Dichos caballeros no son templarios, sino cruzados; al fondo, sin embargo, saliendo de una ciudad, se distingue a tres caballeros del Temple. En cambio, los frescos de la iglesia San Bevignate de Perusa (Italia), son uno de los raros ejemplos de un decorado querido (¿y realizado?) por los templarios. Numerosas iglesias del siglo XIII estuvieron decoradas y se conservan vestigios de esa decoración: en el suroeste de Francia, Magrigne, La Grave, Montsaunès. La decoración es con frecuencia geométrica, con una flora estilizada, líneas y ganchos. No hay más que un paso, y se franqueó, para invocar la influencia árabe, el esoterismo. ¿Y por qué no, en esa Edad Media en que reina el simbolismo? Pero los templarios no fueron los únicos en utilizar fórmulas idénticas, y no olvidemos que existen tradiciones locales vivaces. ¿Por qué los templarios, que demostraron una capacidad de adaptación tan extraordinaria a las condiciones locales, tanto en la explotación como en la administración de sus bienes (pensemos, por ejemplo, en su adaptación a las áreas lingüísticas), no habrían de hacer lo mismo en el campo de la arquitectura y del arte? No por eso deja de ser cierto que, si bien no hay una escuela internacional de arte de los templarios, éstos utilizaron ampliamente, a través de Europa, un tipo de construcción homogénea, sencilla y práctica. Ellos y los hospitalarios.

1 comentario:

  1. Para mi ha sido y es muy interesante todo lo que se conoce acerca de la historia sobre los Templarios. He apreciado tanto su arte que es excepcional y todo gracias a su conservación como una página abierta que permite mirar el pasado de las Órdenes de Templarios y Hospitalarios. Su historia esta llena de maravillas, de secretos y sus legados son sumamente importantes, se sabe que llegaron hasta América.Su arquitectura es especial, de hermosos vitrales, esculturas, pinturas etc que deja una especial huella en el arte que me provoca imaginar a aquellos artístas que se inspiraron tanto para crear tan dichas obras

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