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lunes, 21 de abril de 2014

Evangelio de Pascua de la Resurrección del Señor


Desde la Encomienda de Barcelona queremos compartir con todos vosotros la reflexión del evangelio dominical de ayer Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor. Como bien sabéis el domingo es el día escogido por la Iglesia para la celebración solemne de la Eucaristía, puesto que fue en domingo cuando Nuestro Señor resucitó de entre los muertos, venciendo a la muerte. Podríamos decir que los cristianos, interpretamos el domingo como el día semanal de ‘la vida’. Una vida en Cristo.

Desde Temple Barcelona deseamos que su lectura os sea gratificante.


‘El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto". Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; éste no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, Él debía resucitar de entre los muertos.’ (Jn 20, 1-9)

Reflexión:
Esta breve explicación del evangelista Juan, nos muestra cómo las Antiguas Escrituras se ven cumplidas con la Resurrección de Jesús el Cristo de entre los muertos. He aquí, cómo el sufrimiento, la angustia y la muerte física de Jesús, no pueden evitar la Victoria de Dios Padre frente al Mal. La muerte, como queda demostrado, no es el final de la vida, sino la continuación de la misma en el Reino de Dios. En un plano más puro que el terrenal, donde el pecado no tiene cabida.

Plegaria:

¡Señor! Te damos gracias por demostrarnos que la muerte no es el final y que ningún sufrimiento nos debe hacer perder la esperanza y la ilusión por la vida; ya que Tú nos has dado la vida eterna.


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